URGE INVESTIGAR
¿Es posible que se desarrolle en Ecuador una mutación del SARS-CoV-2 similar a la de Inglaterra?
El único objetivo del virus es replicarse y prevalecer como especie
Martes, 29 de diciembre de 2020, a las 13:00
David Ortega, investigador UCE.
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Cristina Coello. Quito
Los últimos días la noticia de una nueva
variante del SARS-CoV-2 encontrado en Inglaterra ha causado alarma por tener mayor capacidad de transmisión, lo cual preocupa a algunas autoridades ante la posibilidad de enfrentarse a un aumento de casos de la CoVID19 en la población.
No obstante, y debido a que
los virus siempre están mutando, cabe preguntarse si existe la posibilidad de que esa mutación o una similar pueda también desarrollarse en otras partes del mundo o en el mismo Ecuador.
“Las
mutaciones son al azar y todo el tiempo, es un proceso que está ocurriendo globalmente. El virus se adapta para sobrevivir, es parte de su evolución” y por lo tanto “aquí puede aparecer una mutación con características similares a la de Inglaterra”, ha sido enfático en señalar el biólogo
David Ortega Paredes.
El especialista en biotecnología molecular celular y genética de Unidad de Investigación de Enfermedades Transmitidas por Alimentos y Resistencia a los Antimicrobianos (Unietar) de la
Universidad Central (UCE) ha expresado que las medidas para evitar la expansión del virus “hay que tomarlas con un criterio amplio,
no es solo evitar que ingrese una mutación, sino ver lo que ya está circulando o ver como se están desarrollando aquí, las nuevas variantes. Es posible que nosotros tengamos mutaciones similares, pero no las tenemos registradas”.
La evolución y la nueva cepa
Para Ortega, bajo las actuales circunstancias, es importante explorar el “significado evolutivo de estos cambios en el virus”. Según las leyes biológicas básicas (evolución) los organismos generan variaciones genéticas (mutaciones) para
adaptarse al ambiente y mantener su población.
Estas mutaciones ocurren de manera espontánea en todos seres vivos y son el motor que genera nuevas variantes de los organismos que pueden tener una mayor capacidad de
adaptarse a las diversas presiones selectivas.
“Este fenómeno es claro en nuestra especie, en la actualidad somos 8,5 mil millones en el planeta, muchos más que cualquier otra especie animal y somos la especie dominante, pero para llegar a este estado, hemos acumulado una serie de mutaciones que nos han convertido en Homo Sapiens. El coronavirus sigue la misma lógica,
el virus solo trata de dejar descendencia y para ello requiere de un hospedero, que en este caso somos nosotros. El virus no tiene como objetivo el hacernos daño, únicamente replicarse y prevalecer como especie, al igual que todos los organismos que habitan el planeta”, ha explicado.
El problema radica en que, hasta hace poco, los seres humanos no éramos uno de sus hospederos, al parecer el virus
se replicaba en especies animales con las cuales se mantenía en equilibrio.
“Al pasar a nosotros
se encontró en un nuevo ambiente y entró en un proceso de adaptación y evolución. Pero nuestro sistema inmune no tenía experiencia para combatirlo, ya que no se había enfrentado con anterioridad a este virus. Ahora que estas dos especies se han puesto en contacto
el proceso de llegar a un equilibrio ha iniciado de manera irreversible”, ha detallado el especialista.
Por este motivo, las mutaciones en SARS-CoV-2 que prevalezcan “serán las que le permitan
transmitirse entre personas más eficazmente y que nos hagan el menor daño posible”. Lo cual concuerda con lo registrado en los últimos días, en que se ha informado de una variación más contagiosa, pero no por ello más peligrosa.
En definitiva, estamos frente a un proceso de adaptación y evolución de una especie viral y de
adaptación humana (volverse endémico). “Ciertamente el proceso requiere tiempo y cobrará muchas víctimas, pero no sale de los parámetros naturales y es un
proceso que ha ocurrido en repetidas ocasiones en nuestra especie y todas las demás especies”
, ha aclarado el investigador de la UCE.
Datos e investigación siguen siendo urgentes
Por otra otro lado, Ortega ha dejado claro que para
reducir al mínimo las pérdidas humanas “es necesario recopilar datos locales con valor estadístico (a pesar de que los datos internacionales son valiosos, solo son una guía, no deberíamos basar nuestras decisiones en datos de otras realidades) tanto de la población viral, como humana y emplear los mismos como base para los programas de vacunación y la generación de políticas basadas en evidencia”.
Y en ese sentido ha sugerido que los esfuerzos de vigilancia epidemiológica molecular deben centrarse en el desarrollo de
herramientas de análisis genético de bajo costo “basadas en datos de WGS (Whole Genome Sequencing) locales y regionales”.
Una estrategia más económica es la
secuenciación Sanger sobre los sitios Core del virus, la proteína S es un ejemplo. A decir del investigador, este análisis se lo puede realizar en casi cualquier laboratorio de diagnóstico de CoVID, ya que es una tecnología usada hace mucho tiempo.
Este tipo de estudios dirigidos (secuenciar sectores del virus) son la forma más eficaz de “tener datos que permitan a nivel local
conocer la dinámica (del virus) y a través de eso conocer las mejores medidas a tomar”, ha insistido.