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Ecuador | Colombia
Salud Pública

TRATAMIENTO DE SEGUNDA LÍNEA
¿La epidemia global de la obesidad y sobrepeso se puede combatir con un manejo farmacológico?
Solo una pequeña fracción de la población con obesidad recibe un tratamiento óptimo
Lunes, 04 de abril de 2022, a las 08:40

María Teresa Bedoya Reina, MHCM, gerente médico Biopharma Merck Colombia Y Ecuador.


Redacción. Quito
En la actualidad la obesidad y el sobrepeso son considerados como una verdadera epidemia global. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es una enfermedad crónica que se caracteriza por el aumento de la grasa corporal total, está asociada a un mayor riesgo para la salud por las comorbilidades que generan durante su curso (1).
 
Por esta razón, el sobrepeso y la obesidad son un importante factor de riesgo de muerte: a nivel mundial ambas registran una mortalidad estimada de alrededor de 3 millones de adultos al año (2).
 
La clasificación actual de la obesidad propuesta por la OMS toma en cuenta el Índice de Masa Corporal (IMC), medida que corresponde a la relación entre el peso en kilogramos y la talla en metros elevada. Según esta medida, las personas con IMC superior a 25 kg/m2 tienen sobrepeso y aquellos con un IMC igual o superior a 30 kg/m2 son obesos (3).
 
Según estadísticas internacionales, se estima que en el mundo 1 de cada 5 adultos tiene obesidad. En los Estados Unidos, en 2018, la prevalencia de la obesidad había aumentado hasta un 42.4 por ciento (4) y las estimaciones sugieren que esta afectará a uno de cada dos adultos para el año 2030 (5).
 
Tanto la obesidad como el sobrepeso generan un notable impacto para la salud y, a nivel demográfico en la población mundial, el impacto económico para los sistemas sanitarios es un problema igual de alarmante. Por ejemplo, en Latinoamérica se ha realizado un estudio en México para evaluar este impacto económico, encontrando que la obesidad implica un costo anual para el sistema de salud de 3.500 millones de dólares, con un costo directo de 2 mil millones de dólares e indirecto de 1.3 mil millones de dólares, aproximadamente (6).
 
¿Cuál es la prevalencia de sobrepeso y obesidad en Ecuador?
 
En Ecuador, según datos de la encuesta STEPS del 2018, el 63.6 por ciento de los adultos de ambos sexos presenta un IMC mayor o igual a 25 kg/m2 (sobrepeso). La prevalencia de obesidad para los adultos es de 25.7 por ciento, siendo mayor en las mujeres (30.9 por ciento) que en los hombres (20.3 por ciento).
 
Sumando el sobrepeso y la obesidad se encuentra la misma tendencia, con mayor prevalencia en mujeres (67.4 por ciento) respecto a los hombres (59.7 por ciento), siendo mayor en el grupo en los adultos de 45 a 69 años (7).
 
La encuesta STEPS también ha destacado, en términos de actividad física, que el 17.8 por ciento de la población ecuatoriana de entre 18 a 69 años no cumple con las recomendaciones de la OMS, de realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada por semana, de este grupo, el 24.7 por ciento tienen un nivel bajo de actividad física (7).
 
Por otro lado, otro estudio realizado en población rural del país, ha evidenciado que en 2017 la prevalencia de sobrepeso y obesidad era del 34.7 por ciento y 19 por ciento, respectivamente, sin embargo, en las mujeres hubo mayor prevalencia de obesidad (21.8 por ciento) que en los hombres (13.5 por ciento). Los factores asociados a la obesidad fueron el sexo femenino: diabetes mellitus tipo 2, ex tabaquismo, actividad física baja, perímetro abdominal elevado e hipertensión arterial (8).
 
¿Qué contribuye al sobrepeso y la obesidad? Es el producto de un desequilibrio energético entre las calorías consumidas y gastadas. Se ha visto una tendencia universal a tener una mayor ingesta de alimentos ricos en grasa, sal y azúcares, pero pobres en vitaminas, minerales y otros micronutrientes. Otro aspecto trascendental es la pobre actividad física derivada del estilo de vida sedentario y la mayor automatización de las actividades laborales, los medios de transporte modernos y la mayor tendencia a la urbanización de la vida de la población mundial actual (9).
 
Para la American Heart Association y American College of Cardiology, existe una clara asociación entre la obesidad, particularmente la obesidad abdominal, determinada por el aumento del perímetro abdominal, y un incremento del riesgo de enfermedades cardiometabólicas, así como de apnea obstructiva del sueño (SAHOS), asma e hígado graso no alcohólico (10).
 
Mediante diferentes mecanismos, la obesidad empeora la salud cardiometabólica y aumenta las tasas de eventos cardiovasculares, en este apartado se ha destacado el papel de las citocinas secretadas por los adipocitos de la grasa abdominal, incluidas la interleucina-6 (IL-6), el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), la resistina y el inhibidor de la activación del plasminógeno-1 (PAI-1), están implicados en la patogénesis de estas enfermedades, en parte al promover estados locales y sistémicos de inflamación (11).
 
Tratamiento de la obesidad
 
Una reducción del peso corporal del 5 al 10 por ciento reduce significativamente los factores inflamatorios y protrombóticos, así como la incidencia de enfermedades crónicas, por ello en un tratamiento eficaz de la obesidad es necesaria una baja sostenida de peso, con lo cual se reducen las cargas asociadas de diabetes mellitus, enfermedad cardiovascular y muerte (12).
 
 A pesar de la evidencia sobre los riesgos asociados, especialmente los eventos cardiovasculares, solo una pequeña fracción de la población con obesidad recibe un tratamiento óptimo (13).
 
Entres las principales modalidades para lograr la pérdida de peso están como pilares la modificación de la dieta y el aumento de la actividad física, y como medidas adicionales, la farmacoterapia y la cirugía anti obesidad.
 
Al igual que con otras enfermedades de carácter crónico, el manejo inicial del sobrepeso y la obesidad está encaminado al soporte nutricional, la actividad física y los cambios del estilo de vida que han demostrado reducir el peso y el riesgo cardiometabólico (13). Sin embargo, las intervenciones en el estilo de vida que incluyen la restricción calórica, por sí solas son insuficientes para lograr mantener la pérdida de peso a largo plazo en una gran parte de pacientes. Por esta razón, entre uno y dos tercios del peso perdido es recuperado dentro del primer año posterior a culminar el manejo, y hasta un 95 por ciento del peso es recuperado en 5 años (14).
 
Para los pacientes que no logran alcanzar una pérdida de peso clínicamente significativa, definida como ≥ 5 por ciento del peso inicial después de 6 meses de intervenciones en el estilo de vida (15), las sociedades como The Obesity Society, Endocrine Society y American Association of Clinical Endocrinologists han recomendado apoyarse en medicamentos anti obesidad, especialmente en aquellos pacientes con IMC ≥ 30 kg/m2 o IMC ≥ 27 kg/m2 con comorbilidades (13).
 
¿Los medicamentos contra la obesidad son para todos los pacientes?
 
La obesidad es el resultado de un desbalance calórico producto de un excesivo consumo de alimentos, combinado con un estilo de vida sedentario, pero hay otro factor a considerar: las personas obesas también tiene una relación compleja con los alimentos desde un punto de vista psicógeno, por lo que un tratamiento farmacológico de la obesidad es muy importante, ya que tiene dos objetivos. Primero, modificar el metabolismo de los macronutrientes y, segundo, actuar a nivel del sistema nervioso central para modular los procesos neuroendócrinos de la regulación del apetito y la saciedad.
 
Afortunadamente, en las últimas décadas el tratamiento farmacológico de la obesidad ha evolucionado significativamente, la Food and Drug Administration (FDA) ha aprobado diferentes medicamentos contra la obesidad para su tratamiento a largo plazo, como por ejemplo orlistat, topiramato, fentermina, liraglutide, naltrexona/bupropió, lorcaserina, además de otras moléculas que se han retirado debido a problemas de seguridad (fenfluramina, fenilpropanolamina, anfetaminas y, más recientemente, rimonabant y sibutramina)(16).
 
Pero, no todos los pacientes obesos necesitarán tratamiento farmacológico para adelgazar. Cabe resaltar que el ejercicio, la dieta y la modificación del estilo de vida deben ser siempre las medidas iniciales frente a un paciente con obesidad, sin embargo, muchos pacientes no pierden peso o no logran mantener el peso perdido con este enfoque.
 
En la actualidad, la mayoría de guías recomiendan el manejo farmacológico como tratamiento de segunda línea para la obesidad con una evaluación de su eficacia después de los primeros 3 meses de prescripción, y el uso de dispositivos bariátricos y la cirugía como tratamientos de tercera y cuarta línea respectivamente (17).
 
La evidencia ha revelado una gran utilidad de los fármacos en comparación a las medidas de manejo inicial (siendo la segunda línea terapéutica entre las intervenciones recomendadas),no obstante, en la actualidad todavía existen barreras para la indicación y el uso de estos medicamentos, como la falta de entrenamiento entre los médicos especializados en esta área, desconocimiento en torno a la verdadera eficacia y el reporte de frecuencia de presentación de los eventos adversos de estos fármacos, limitación en la oportunidad de acceso a estos, desconocimiento de la patogenia de la enfermedad y cómo pueden modular sus mecanismos (18).
 
Por otro lado, los medicamentos contra la obesidad resultan una medida de manejo que presenta ventajas frente a la cirugía bariátrica, es decir, son una intervención menos costosa, lo cual se puede facilitar su acceso a una mayor proporción de pacientes con obesidad (este factor es muy importante a analizar).
 
En este sentido, resulta vital que los médicos, prestadores de servicios y los pagadores consideren como una medida eficaz el uso y el manejo farmacológico en el tratamiento de la obesidad, ya que puede permitir una pérdida de peso sostenida en el tiempo junto con las medidas nutricionales y la actividad física. Además, están al alcance de un mayor número de personas comparado con el tratamiento quirúrgico.
 
Acceda a la referencia bibliográfica de la nota: https://bit.ly/ReferenciaCompleta



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