Edición Médica

Wilson Merino, director Ejecutivo de Fundación Cecilia Rivadeneira.

Cristina Coello. Quito
Wilson Merino, director Ejecutivo de Fundación Cecilia Rivadeneira, ha advertido que ya son notorias las fuertes secuelas psicológicas de los pobladores afectados por el terremoto de abril y es ahora cuando “surgen los grandes desafíos y se requiere unir esfuerzos de la sociedad civil”.
 
En la presentación de los resultados de una investigación sobre los mayores problemas que presentan las comunidades afectadas por el terremoto, Merino ha recalcado que es en estos momentos cuando están apareciendo “las fuertes secuelas psicológicas posterremoto y una alta demanda de asistencia psicológica”.
 
“Es allí donde las organizaciones de sociedad civil debemos enfatizar nuestros esfuerzos”, ha dicho Merino.
 
Las fundaciones Techo, Operación Sonrisa, Triada, Cecilia Rivadeneira, El Triángulo y Tase, se unieron y formaron la Red Acción, para brindar diferente asistencia social en las zonas afectadas.
 
Merino ha mencionado que son “las organizaciones de la sociedad civil quienes en su mayoría atienden las demandas emocionales”, pero en estos momentos se requiere mayor asistencia por la gran cantidad de personas afectadas y que ya muestran importantes afecciones psicológicas.
 
Incertidumbre

Además ha destacado que “las familias afectadas sienten incertidumbre sobre los cambios que se avecinan, no saben cuánto van a durar los campamentos formales y esto es algo que les preocupa”, según ha detallado en su exposición de los resultados de la investigación.
 
Merino se ha mostrado preocupado por los niños y niñas que estos momentos “son propensos al abandono, maltrato infantil e incluso abuso sexual. Es una problemática compleja, nadie la habla de una forma directa, pero es importante visibilizar estos riesgos sobre todo en los campamentos informales”.
 
Según los datos de la investigación realizada con el apoyo de la empresa Millwildbrown, más de un tercio de los habitantes de los campamentos (formales e informales) son niños. El  12 por ciento de las personas de estos albergues  necesita algún tipo de medicación continua y el 4 por ciento, tienen alguna discapacidad.

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