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Salud Pública

REFORMAS
Artículos 330 y 333 del COS ponen en riesgo la salud de la población
Piden el veto a dos artículos
Jueves, 03 de septiembre de 2020, a las 13:38

Marco Padilla, presidente del CQFBFP.


Cristina Coello. Quito
Marco Padilla, presidente del Colegio de Químicos y Bioquímicos Farmacéuticos de Pichincha (Cqfbfp), ha solicitado el veto parcial al Código Orgánico de la Salud (COS) porque su gremio ha identificado principalmente dos artículos que ponen en riesgo la salud de los ecuatorianos.
 
En conversación con EDICIÓN MÉDICA, el representante gremial ha recordado que previo a la aprobación de esta normativa en el pleno de la Asamblea, ya se había definido la importancia del profesional farmacéutico y su responsabilidad en un establecimiento farmacéutico.
 
“Esta era la oportunidad de corregir” algunos aspectos relacionados al expendio de medicamentos y su vigilancia por parte de un químico farmacéutico, ha considerado.
 
Aún así, se abre la puerta para la venta de fármacos en tiendas (Artículo 333) y la incursión de técnicos de nivel superior que no están capacitados para el expendio de medicamentos (Artículo 330).
 
Padilla ha enfatizado que los profesionales en Química y Farmacia “tenemos la obligación de velar por la salud de la población y esos dos artículos son atentatorios. Esto va más allá de la defensa profesional, no estamos defendiendo los intereses del gremio, si no de la salud de la población”, ha insistido.
 
El dirigente ha anticipado que tanto los Colegios Provinciales de todo el país y Federación de profesionales químicos farmacéuticos enviarán un documento técnico a la presidencia de la República con sus observaciones y preocupaciones.
 
Los argumentos
 
Padilla ha señalado que el mismo COS define a la Farmacia como un servicio, “pero paradójicamente cuando habla de la responsabilidad de un profesional sobre este establecimiento, abre un paraguas de posibilidades para que varias personas que no tienen la competencia y el conocimiento técnico lo realicen”.
 
Por ejemplo, se menciona a los ‘Licenciados en farmacia’ como representantes de un establecimiento farmacéutico, “pero en el Ecuador no se entrega este título. Nosotros entenderíamos que se refiere a profesionales que vienen de otros países, pero eso debería aclararse y especificarse que ejercerán luego de la respectiva homologación y validación del título con la autoridad competente”, ha propuesto el dirigente.
 
Por otro lado, también se ha mencionado la responsabilidad de los Químicos, “ellos son profesionales valiosísimos en su ámbito, pero de conocimiento específico limitado sobre Farmacia”.
 
Por lo tanto, la Asamblea no ha considerado que las facultades en que se forman estos profesionales son de Ciencias Químicas, dentro de las cuales se diferencia a los Bioquímicos Farmacéuticos y a los Químicos. “No por estar bajo la misma facultad tenemos un mismo pénsum de estudios, ni la misma malla curricular”, ha argumentado Padilla.
 
Por otro lado, el mismo proyecto de ley señala que el representante de una farmacia debe ser un profesional de tercer nivel y el texto aprobado permite a un tecnólogo cumplir esa función.
 
En ese sentido Padilla ha alertado que los tecnólogos formados en el país tienen conocimientos de administración de farmacia, lo cual no se relaciona con el aspecto farmacéutico sanitario.
 
“Vemos que hay un desconocimiento completo y total del pleno de la Asamblea, porque el proyecto aprobado en la Comisión era coherente. Lamentablemente al pasar al pleno se desdibujó y se perdió el sentido de un establecimiento como es la farmacia, que tiene impacto directo en la salud pública”, ha afirmado el representante del Cqfbfp.
 
Padilla se ha mostrado preocupado porque los legisladores “lo han tomado como cualquier otro negocio” y ha estimado que este tipo de acciones impactan en la economía del país “porque tenemos enfermedades enmascaradas” derivadas del incumplimiento de los tratamientos recomendados por los profesionales médicos.
 
También ha recordado que muchas personas acuden a una farmacia y solicitan solo “la mitad o un tercio de la receta, pero al mes vuelven a los establecimientos de salud del Estado” porque continúan con sus dolencias y “terminamos generando un gasto escondido”, por la mala dispensación de medicinas.
 
Mal entendida la venta libre
 
El artículo 333 relacionado a la dispensación de medicamentos, mal entiende la venta libre y permite el expendio de medicamentos en tiendas.
 
“Un medicamento de venta libre no quiere decir que puede ser vendido en cualquier tienda o kiosco. Eso solo se refiere a que puede ser vendido sin receta médica pero se lo debe hacer en un establecimiento farmacéutico”, ha aclarado Padilla.
 
Para el especialista es incluso inverosímil establecer en ese articulado que será la Autoridad Sanitaria la que norme esta venta en tiendas. “Eso es incomprensible”, se ha lamentado.
 
Finalmente, Padilla ha sido enfático en señalar que no existe ninguna brecha de profesionales farmacéuticos y por lo tanto ha solicitado a las autoridades detener la proliferación de negocios dedicados a la venta de medicamentos, los cuales deberían contar permanentemente con un profesional farmacéutico capacitado.
 
“Acá las leyes están favoreciendo el negocio por sobre la salud de la población y eso no lo vamos a permitir”, ha sentenciado.




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