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Salud Pública

INFORME SITUACIONAL
Casi el 75% de las muertes atribuibles al consumo de alcohol fueron de varones
Se hace urgente mejorar el acceso a tratamientos para los trastornos por uso de sustancias
Martes, 25 de junio de 2024, a las 10:35

Las tasas de consumo fueron más altas entre jóvenes de 15 a 19 años.


Redacción. Quito
Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado que 2,6 millones de muertes al año fueron atribuibles al consumo de alcohol y 0,6 millones al consumo de drogas psicoactivas.  De ellas, 2 millones de muertes atribuibles al alcohol y 0,4 millones por las drogas ocurrieron entre varones.
 
Si bien la OMS ha reconocido que la tasa de mortalidad bajó ligeramente con respecto al anterior estudio (2019), también indicaron que esta sigue siendo "inaceptablemente alta".
 
El informe sobre la Situación mundial del alcohol, la salud y el tratamiento de los trastornos por uso de sustancias ha proporcionado una actualización completa sobre el impacto del consumo de alcohol y drogas en la salud pública y la situación del consumo de alcohol y el tratamiento de los trastornos por uso de sustancias en todo el mundo.
 
En el estudio se ha mostrado que aproximadamente 400 millones de personas vivían con trastornos por consumo de alcohol y drogas en todo el mundo. De ellas, 209 millones de personas vivían con dependencia del alcohol.
 
"El consumo de sustancias daña gravemente la salud individual, aumenta el riesgo de enfermedades crónicas y afecciones de salud mental y, trágicamente, provoca millones de muertes evitables cada año. Implica una pesada carga para las familias y las comunidades, aumentando la exposición a accidentes, lesiones y violencia" ha mencionado Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
 
"Para construir una sociedad más sana y equitativa, debemos comprometernos urgentemente a adoptar medidas audaces que reduzcan las consecuencias sanitarias y sociales negativas del consumo de alcohol y hagan que el tratamiento de los trastornos por uso de sustancias sea accesible y asequible".
 
Según las estadísticas, el grupo etario más perjudicado es el de personas de 20 a 39 años.
 
En ese sentido, el documenta ha destacado la urgencia de acelerar las acciones a nivel mundial para reducir el consumo de alcohol y drogas y mejorando el acceso a un tratamiento de calidad para los trastornos por uso de sustancias.
 
Consecuencias para la salud
 
El informe ha mencionado que, a pesar de cierta reducción en las tasas de mortalidad relacionadas con el alcohol desde 2010, el número total de muertes debidas al consumo de alcohol sigue siendo inaceptablemente alto con las cifras más altas en las regiones de Europa y África.
 
Las tasas de mortalidad debidas al consumo de alcohol por litro consumido son más altas en los países de bajos ingresos y más bajas en los países de altos ingresos. 
 
De todas las muertes atribuibles al alcohol en 2019, se estima que 1,6 millones de muertes se debieron a enfermedades no transmisibles, incluidas 474 000 muertes por enfermedades cardiovasculares y 401 000 por cáncer.
 
Unas 724.000 muertes se debieron a lesiones, como las provocadas por accidentes de tráfico, autolesiones y violencia interpersonal. Otras 284.000 muertes estuvieron relacionadas con enfermedades transmisibles. Por ejemplo, se ha demostrado que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de transmisión del VIH debido a un mayor riesgo de tener relaciones sexuales sin protección y al aumentar el riesgo de infección por tuberculosis y mortalidad al suprimir una amplia gama de respuestas inmunitarias.
 
La proporción más alta (13 por ciento) de muertes atribuibles al alcohol en 2019 se produjo entre jóvenes de entre 20 y 39 años.
 
Tendencias del consumo de alcohol
 
El consumo total de alcohol per cápita en la población mundial ha disminuido ligeramente de 5,7 litros en 2010 a 5,5 litros en 2019. Los niveles más altos de consumo per cápita en 2019 se observaron en la Región de Europa (9,2 litros) y en las Américas (7,5 litros).
 
El nivel de consumo de alcohol per cápita entre los bebedores asciende en promedio a 27 gramos de alcohol puro al día, aproximadamente el equivalente a dos copas de vino, dos botellas de cerveza (33 cl) o dos porciones de licores (4 cl). Este nivel y frecuencia de consumo de alcohol se asocian con mayores riesgos de numerosas afecciones de salud y de mortalidad y discapacidad asociadas.
 
En 2019, el 38 por ciento de los bebedores actuales habían consumido episodios de consumo excesivo de alcohol, definido como el consumo de al menos 60 g de alcohol puro en una o más ocasiones durante el mes anterior, lo que equivale aproximadamente a 4 o 5 copas de vino, o botellas de cerveza. El consumo excesivo y continuo de alcohol fue muy prevalente entre los hombres.
 
A nivel mundial, el 23,5 por ciento de todos los jóvenes entre 15 y 19 años eran bebedores actuales. Las tasas de consumo actual de alcohol fueron más altas entre los jóvenes de 15 a 19 años en la región europea (45,9 por ciento), seguida de las Américas (43,9 por ciento).
 
Brecha de tratamiento para los trastornos por uso de sustancias
 
Existen opciones de tratamiento eficaces para los trastornos por uso de sustancias, ha insistido la OMS, pero la cobertura del tratamiento sigue siendo increíblemente baja. La proporción de personas en contacto con servicios de tratamiento por consumo de sustancias osciló entre menos del 1 por ciento y no más del 35 por ciento en 2019, en los países que proporcionan estos datos.
 
La mayoría de los 145 países que informaron datos no tenían una línea presupuestaria específica ni datos sobre gastos gubernamentales para el tratamiento de los trastornos por uso de sustancias. Aunque la ayuda mutua y los grupos de apoyo entre pares son recursos útiles para las personas con trastornos por uso de sustancias, casi la mitad de los países que respondieron informaron que no ofrecen dichos grupos de apoyo para los trastornos por uso de sustancias.
 
El estigma, la discriminación y las ideas erróneas sobre la eficacia del tratamiento contribuyen a estas brechas críticas en la prestación de tratamiento, así como a la continua baja prioridad de los trastornos por uso de sustancias por parte de las agencias de salud y desarrollo.




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