Con atención oportuna se logra la remisión en la leucemia mieloide crónica
Se presenta mayormente en varones entre los 40 y 50 años
Martes, 22 de septiembre de 2020, a las 11:24
Andrea Noboa, hematóloga de SOLCA.
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Cristina Coello. Quito
El
22 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Leucemia Mieloide Crónica, un tipo de cáncer de sangre que no tiene cura definitiva, pero con un tratamiento oportuno se logra la remisión, ha comentado a EDICIÓN MÉDICA
Andrea Noboa, hematóloga clínica de la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (SOLCA) Guayaquil.
Esta enfermedad
representa el 15 por ciento de todas las leucemias en el país y se presenta entre los 40 y 50 años. Es más frecuente en los varones y la incidencia es de 1 o 2 por cada 100 mil adultos.
Desde el año 2000 se utiliza como
tratamiento estándar los inhibidores de tirosina quinasa (ITK), que es el tratamiento oral más importante visto en una enfermedad oncológica de la sangre, ha resaltado Noboa.
Antes de su aparición muchos pacientes debían someterse a un trasplante de médula ósea, que ahora es una opción solo para pacientes con resistencia a las dos primeras generaciones de fármacos. Con los ITK la enfermedad puede cronificarse para la mayoría de los enfermos que han tenido
un diagnóstico oportuno, ha añadido la especialista.
Entre los síntomas clínicos más comunes están la
pérdida de peso, sudoración, esplenomegalia. “Pero muchos casos son asintomáticos y el paciente es diagnosticado tras un screening de rutina y se evidencia la leucocitosis. Es allí donde se sospecha la leucemia mieloide crónica”.
Aunque
puede ser confundida con alguna infección, se realizan estudios moleculares para el diagnóstico y se detecta el gen anómalo. “En general todo paciente adulto con leucocitosis y esplenomegalia debe ser derivado a un especialista hematólogo para descartar de manera pronta” ese tipo de cáncer, ha insistido.
La ITK es un tratamiento aprobado e
incluido en la última revisión del Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos (CNMB), tanto la primera como la segunda generación.
“Con controles clínicos anuales se puede detectar de forma temprana y
lograr una estabilidad y mejor respuesta al tratamiento” ha reiterado Noboa, tras aclarar que no es hereditaria, “pero hay mayor incidencia en pacientes con mayor exposición a radiación o a químicos”.
Según la especialista,
usualmente se la diagnostica en fase intermedia por lo que “tiene buena opción de tratamiento, siempre y cuando el paciente mantenga su adherencia” al fármaco.