ENTREVISTA A RUBÉN DARÍO GÓMEZ
Consolidan primer doctorado Latinoamericano en Salud Pública
Propone una forma distinta de enfrentar la salud.
Jueves, 17 de noviembre de 2016, a las 12:58
Rubén Darío Gómez, Universidad de Antioquia (Colombia).
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Cristina Coello. Quito
Durante tres años se ha construido un singular proyecto que “rompe los paradigmas oficiales” de lo que implica la
Salud Pública, ha resaltado en REDACCIÓN MÉDICA, el docente de la
Universidad de Antioquia (Colombia),
Rubén Darío Gómez.
Al término de la reunión de directivos y docentes de universidades de Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia, Argentina, El Salvador, Nicaragua se ha perfilado y concretado algunos puntos de lo que será el primer
doctorado en Salud Pública Latinoamericano, un “programa colectivo, solidario y hasta contrario a los hegemónicos”, ha recalcado Gómez en una entrevista.
¿Por qué es diferente es programa académico?
Este es uno de los proyectos más importantes en Salud Pública que se está adelantando en toda América Latina porque se está dando respuesta a tres problemas muy serios de la región que tienen que ver con la forma como entendemos salud, la administración de la salud y la formación del recurso humano.
¿Qué va a cambiar este doctorado?
Primero, el modelo biomédico que se centra en entender la enfermedad como un asunto individual (del médico), que se resuelve en la consulta está equivocado. Si bien el médico sabe mucho de los aspectos del cuerpo, la medicina por sí misma no es capaz de resolver por qué las personas se enferman y por qué ciertas enfermedades aparecen en un grupo y no en otro.
Entonces la salud ha sido considerada como un modelo médico que atrapa la salud en el ámbito de la consulta.
El segundo problema tiene que ver con la forma de como se administra la salud en el mundo y en América Latina. Se enfoca en los problemas de salud como si fueran ámbitos de ganancia y donde los servicios de salud son mercancías.
Creemos que eso es un error grave. Estamos planteando que la salud no es una mercancía sino un derecho y que cuando se la mira como derecho hay otra forma de resolverlo. No es calculando la rentabilidad ni repartiéndose el negocio, ni entregando la administración de la salud a las empresas que están haciendo de esto un negocio.
Si seguimos manejando a los hipertensos con medicamentos, estamos haciendo juego a un modelo que vive de la venta y del negocio de los medicamentos. Pudiera ser mucho más útil para la sociedad controlar esos problemas del comportamiento desde la infancia, evitando que las personas se hagan hipertensas y modificando la hipertensión con estilo de vida.
El tercer problema es que nuestros profesionales en salud pública se están formando en un modelo cientifista, que le da mucho valor al conocimiento científico y técnico y muy poco a la transformación de las condiciones sociales de la gente.
¿Cuál es el siguiente paso para que sea una realidad el doctorado?
Todavía falta mucho, pero también se ha avanzado bastante. Lo próximo es formalizar los acuerdos interinstitucionales. De hecho ya se han firmado por lo menos cinco universidades y hay otras que están muy interesadas en suscribir el convenio.
Luego hay que tratar de ajustar la normativa jurídica de los países, teniendo como patrón las exigencias del Ecuador porque, aunque el proyecto es para América Latina, la voluntad es que funcione desde el Ecuador.
Luego hay que darle cuerpo a la estructura curricular de un programa de excelencia. En eso se ha avanzado mucho. La Pontifica Universidad Católica del Ecuador (PUCE) designó un equipo que ha sistematizado la experiencia y ha adelantado mucho los acuerdos.
Pero tenemos una gran amenaza también. No basta con hacer buenas propuestas, el asunto es afianzarlas. Cuando nosotros queremos otro tipo de abordaje de la salud, que se reconozcan las condiciones de vida de la gente, la pobreza, la educación, la cultura, el impacto de esas realidades en la salud de la gente, en la salud mental, reproductiva, en las enfermedades crónicas, de pronto estamos en contra de discursos económicamente poderosos.
Esa apuesta por una forma distinta de enfrentar la salud implica que no va a tener el mismo respaldo que tendría por parte de los grandes grupos económicos, como otros doctorados.
Somos muy conscientes del riesgo. Pero al menos 16 universidades están pensando que la solución va por otro lado. Eso legitima la propuesta.