EN POBLACIÓN PEDIÁTRICA
Diagnóstico diferencial, un reto para los sanitarios en época de dengue y COVID-19
Guayas es la provincia más afectada con 4.579 casos de dengue
Pravda Frías, jefe de Emergencia Pediátrica del HTMC.
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Cristina Coello. Quito
La posibilidad de que la
población pediátrica se complique por la COVID-19 es de solo un dos por ciento, mientras que en el caso del dengue esa probabilidad “es mucho mayor” y de allí que ha representado un verdadero reto, el
diagnóstico diferencial de las dos enfermedades en medio de una pandemia, ha considerado
Pravda Frías, jefe de Emergencia Pediátrica del Hospital Teodoro Maldonado Carbo (HTMC) de Guayaquil.
La especialista ha señalado que el dengue clásico tiene
manifestaciones clínicas similares a otras enfermedades, incluido COVID-19, tales como dolor de cabeza, dolor muscular, malestar general, dolor de huesos, agotamiento, molestias gastrointestinales, etc. Síntomas que en muchos casos son atendidos con
automedicación, ha reconocido Frías.
Por ello, algunos de pacientes que llegan al HTMC se agravan y terminan en atención crítica. Así pues, en el caso de la atención pediátrica,
de 35 a 40 pacientes diarios con enfermedades febriles “hay un grupo de 8 a 10 pacientes con dengue clásico, de ellos, el 50 por ciento presentan síntomas compatibles con
dengue hemorrágico o signos de alarma. Finalmente, estamos hospitalizando un aproximado de
dos pacientes diarios con sangrados internos”, ha dicho Frías.
A la especialista le preocupa que de no ser atendido el dengue de forma adecuada y a tiempo, especialmente los
pacientes pediátricos tienen
mayor probabilidad de morir con esa enfermedad que por el nuevo coronavirus. No obstante, ha insistido en que tanto niños como adultos son susceptibles de presentar dengue.
De allí que Frías ha considerado que las
medidas preventivas “deben empezar en casa” para evitar la proliferación del mosquito causante de la enfermedad, el Aedes aegypti.
Así pues, la pediatra ha recomendado a los sanitarios “no pensar que todo es COVID” y ha reconocido también que en algunas ocasionas es difícil un diagnóstico diferencial por ello en el caso del HTMC ha sido importante disponer de un
protocolo de identificación de estos pacientes graves.
Frías ha recordado que
el 80 por ciento de las consultas pediátricas por emergencia son debido a la fiebre y por ello se convierte en un verdadero reto el realizar un diagnóstico diferencial.
No obstante, para ella, a medida que avanza la pandemia de COVID y aumentan los casos de dengue,
los profesionales de la salud ya los van identificando con mayor precisión.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha reportado que Ecuador fue uno de los pocos países en la región que
tuvo un repunte de dengue. Pese a ello hubo una baja tasa de mortalidad (6 fallecidos en 2020). En las Américas hubo una reducción del 25,8 por ciento. De 3,1 millones de casos en 2019 bajaron a 2,3 millones en 2020.
Para un diagnóstico preciso
Frías ha precisado que generalmente el dengue evoluciona en tres fases: con fiebre (entre 3 a 5 días); después de lo cual se va agrando con vómito, diarrea, rush, islas del mal rojo en piel, bajan plaquetas, suben hematocrito y hemoglobina. Luego vienen los trastornos de tensión (hipotermia), taquicardia y el paciente se descompensa en 8 días.
Mientras en COVID,
los niños hacen fiebre, no es tan frecuente que se descompensen y además la diarrea puede suceder al inicio de la infección, ha precisado la especialista.
Los datos
Hasta la semana 20 del reporte de vigilancia epidemiológica del año 2021 del Ministerio de Salud Pública (MSP), registra
10.437 infecciones de dengue.
La provincia más afectada por la enfermedad ha sido
Guayas con 4.579 casos, le sigue Manabí con 1.742 infecciones y Esmeraldas con 738.
De todos los casos en Guayas, 4.167 no presentaron complicaciones; otros 393 presentaron signos de alarma, y
19 casos fueron dengue grave.