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Ecuador | Colombia
Salud Pública

COMPROMISO Y VOLUNTAD
Ecuador debe invertir en programas de diagnóstico molecular de VPH para reducir las muertes por cáncer de cuello uterino
El país aún está lejos de alcanzar las metas de la estrategia mundial 90 - 70 - 90
Lunes, 29 de marzo de 2021, a las 15:39
Victoria Argote y Carlos Ruiz.

Victoria Argote y Carlos Ruiz.


Jonathan Veletanga. Quito
El cáncer de cérvix o de cuello uterino es una patología muy frecuente entre las mujeres ecuatorianas, es la segunda causa de mortalidad por cáncer en este grupo poblacional, superado solo por el de mama. Por esta razón es muy importante que la sociedad recuerde y conmemore el Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, que se celebra cada 26 de marzo.
 
El Virus del Papiloma Humano (HPV, por sus siglas en inglés) es el agente etiológico del cáncer de cuello uterino. Si bien hay más de 200 virus del HPV, son 14 los genotipos más agresivos, de estos el 16 y 18 son de más alto riesgo, ha explicado Victoria Argote, especialista en Ginecología y Obstetricia.
 
En diálogo con EDICIÓN MÉDICA, ha indicado que, en 2020, en Ecuador se registraron 1.534 nuevos casos de cáncer de cuello uterino y lamentablemente 833 mujeres fallecieron por esta patología, que es complemente prevenible si se detecta de manera temprana. Esto quiere decir que cada día el cáncer de cuello uterino cobra la vida de 2 a 3 mujeres, ha agregado Carlos Ruiz, director médico para Roche Diagnóstica Ecuador y Perú.
 
Debido a la alta prevalencia de esta patología, 194 países, incluyendo Ecuador, se han adherido a la estrategia ‘90 – 70 – 90’ de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que tiene por objetivo acelerar la eliminación del cáncer del cuello uterino. Se fundamenta en tres pilares: vacunación, detección y tratamiento. La estrategia compromete a los países a que en los próximos diez años intenten alcanzar una cobertura de vacunación contra el HPV del 90 por ciento en niñas de entre 9 y 14 años; una cobertura de detección del 70 por ciento a través de una prueba de alto rendimiento en mujeres mayores de 30 años; y que el 90 por ciento de las mujeres con diagnóstico de cáncer de cérvix tenga un tratamiento adecuado.
 
Entonces, de acuerdo a esta estrategia la prevención es fundamental para alcanzar las metas del ‘90 – 70 – 90’. Por ello hay que promover la prevención primaria mediante vacunación contra HPV en niñas y niños también, la prevención secundaria implica el diagnóstico temprano a través de una prueba de biología molecular que las mujeres deben realizarse antes de los 35 años (por primera vez), y la prevención terciaria se trata del tratamiento en aquellas personas que ya padecen la enfermedad, ha detallado la especialista en Ginecología y Obstetricia.
 
Carlos Ruiz ha declarado que con esta estrategia mundial que la OMS presenta se ve posible la eliminación del cáncer de cuello uterino como un problema de salud pública a finales de siglo.
 
Para lograrlo es fundamental alcanzar coberturas de vacunación y de cribado elevadas. Se estima que si se consigue implementar la triple estrategia 90 – 70 – 90 en 2030, para 2050 ya podría haber disminuido a la mitad la incidencia del cáncer de cuello uterino, y en los próximos 100 años se evitarán más de 74 millones de casos de este cáncer y se salvarán más de 62 millones de vidas de mujeres, ha enfatizado Ruiz.
 
Prueba molecular para VPH
 
En relación a prevención secundaria, Argote ha señalado que hoy en día existe una prueba molecular completamente automatizada, que da al médico una confianza muy alta en el diagnóstico del HPV en mujeres de entre 30 y 65 años, dado que su sensibilidad es superior al 95 por ciento, siendo esto una gran ventaja respecto al Papanicolaou.
 
Mediante Biología Molecular ya se puede identificar qué persona tiene que realizarse una colposcopia antes de que tenga un resultado “anormal” en el Papanicolaou. Es decir, “nos sirve como una prueba refleja”: las mujeres con un resultado negativo no tendrán que hacerse más pruebas por al menos un periodo de cinco años, ya que es “muy poco probable” de que desarrolle la enfermedad. Por el contrario, las mujeres con una prueba molecular positiva deberán hacerse una colposcopia para ver si existe un cambio celular.
 
En este sentido, Ruiz ha agregado que de tener una prueba positiva es fundamental realizarse una colposcopia para descartar el cáncer o iniciar a tiempo un tratamiento que pueda salvar la vida de la mujer. Por lo tanto, es “una ventaja muy grande el tener la posibilidad de realizar esta prueba”.
 
A criterio de Argote, se trata de un test “costo-efectivo”, que ya varios países la han implementada por sus beneficios en la atención en salud y el ahorro económico que le genera al Estado.
 
¿Qué pasa en Ecuador?
 
Es muy preocupante porque el cáncer de cérvix es “la enfermedad de la pobreza”, es decir, la mujer que no se hace screening es la que tiene más riesgo de padecer cáncer de cuello uterino. Frente a esto, Argote ha sugerido a la autoridad sanitaria redistribuir de mejor manera esta herramienta diagnóstica. “Si no hacemos tamizaje el país no va a erradicar nunca el cáncer de cuello uterino”, ha insistido.
 
Por su parte, Ruiz ha indicado que a pesar que de falta mucho por hacer, en Ecuador se han dado algunos pasos para prevenir esta enfermedad: la vacuna ya está completamente disponible a nivel privado desde hace varios años y el Ministerio de Salud Pública (MSP) implementó hace algunos años un programa de vacunación bivalente contra el HPV enfocado a niñas menores de 14 años.
 
En cuanto a prevención secundaria el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), como parte de su programa de prevención de cáncer de cérvix, ha implementado desde hace algunos años la prueba de detección molecular de HPV en el Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), beneficiando a miles de mujeres que acuden a la Seguridad Social en las provincias de Pichincha, Carchi, Imbabura, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Azuay, Manabí, Guayas, Pastaza, Orellana, Morona Santiago y Galápagos.
 
Por este motivo, ha sostenido que se debe seguir fortaleciendo el programa, puesto que todavía no está disponible en todo el sector público. Por ejemplo, a nivel del MSP, se está iniciando un plan piloto para incluir la prueba de detección molecular de HPV en el Hospital de Especialidades Eugenio Espejo y, en conjunto con el Hospital Gineco Obstétrico Isidro Ayora (Maternidad) se podrá por fin beneficiar a miles de mujeres de escasos recursos. “Ahora los médicos tienen el apoyo de la prueba molecular para detectar HPV, esperamos que en los próximos años este programa siga creciendo”, así como está sucediendo en la Seguridad Social.
 
Para Carlos Ruiz, Ecuador debe comprometerse con la estrategia global 90 – 70 – 90 fortaleciendo la actual política de cáncer con un financiamiento robusto que permita implementar centros regionales de excelencia de cáncer de cérvix donde se pueda aprovechar la tecnología ya existente a nivel público y privado para la detección molecular de HPV de manera obligatoria para toda mujer de 25 a 65 años al menos una vez en su vida; el tratamiento personalizado, adecuado y oportuno de los casos de cáncer detectados, así como estrategias para romper las barreras culturales y económicas de acceso a la vacuna para HPV.



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