El estilo de vida de los ecuatorianos está aumentando la incidencia de ictus
En pandemia también se registró un exceso de mortalidad por ECV
Fernando Estévez, presidente de la SEN.
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Cristina Coello. Quito
El ictus es conocido con diferentes nombres: evento o enfermedad cerebrovascular (ECV), accidente cerebrovascular (ACV) o ‘stroke’. En el Ecuador los últimos 10 a 15 años se ha ubicado entre las diez principales causas de muerte, según
Fernando Estévez, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Neurología (SEN).
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, Estévez ha señalado que el
estilo de vida de los ecuatorianos ha hecho que la ECV mantenga un patrón con tendencia al alza de manera constante y lo preocupante, además de ser una de las principales causas de morbimortalidad, es que también puede derivar en discapacidad-dependencia.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC), la ECV se ubicó en
séptimo lugar entre las principales causas de defunción 2019-2020, pero también detalla un
exceso de mortalidad por esa causa de 495 fallecidos por esa causa.
“En el caso de la Neurología hemos visto pacientes que antes de la pandemia mostraban algún grado cognitivo y tras dos años de pandemia asoman ya con demencia. Son coletazos potentes de la pandemia y el aislamiento”.
Y en ese sentido, el representante de la SEN ha dejado claro que, con la pandemia, las estadísticas generales de exceso de muerte en el país pueden estar relacionados a
la falta de atención a estos pacientes.
De allí que ha considerado necesario trabajar intensamente en “reconstruir” el sistema de salud de tal forma que se facilite el regreso de los pacientes a la atención hospitalaria y se pueda
atender oportunamente esta enfermedad, pero sobre todo “trabajar intensamente en planes de prevención”.
Para el especialista, la ECV
es una patología prevenible con tan solo modificar algunos hábitos de vida como: una alimentación adecuada, evitar el sobrepeso, realizar ejercicio de forma regular, dejar de fumar, limitar el consumo del alcohol y sobre todo controlar la tensión arterial, el azúcar y el colesterol.
Con el ECV hay varios niveles de atención, ha explicado Estévez, “
en el primario probadamente el Ecuador se ha olvidado mucho de trabajar. Luego está la fase de tratamiento a un paciente afectado y eso, estos últimos 6 a 7 años, ha sido mucho más fácil por la disponibilidad de medicamentos a la vanguardia. Además, hay más especialistas muy preparados para intervenciones completas”. Y finalmente está la rehabilitación.
Para los casos de ictus, la administración de rt-PA (alteplasa) en las 3 primeras horas “ha
cambiado radicalmente el pronóstico de la enfermedad. Con una mayor probabilidad de devolver a la persona a una muy cercana normalidad”, se ha congratulado el especialista.
Pero ha enfatizado que estos dos años de pandemia la situación de la enfermedad “ha sido dramática” debido a que muchas
personas no consultaron a tiempo.
“La responsabilidad es compartida, tanto del sector sanitario como del paciente”, ha admitido Estévez, para quien la prevención en
Atención Primaria en Salud (APS) será un factor determinante en el avance o no de esta enfermedad.
Pero allí ha encontrado otro problema, la APS “
siempre ha sido la última rueda del coche, y eso fue evidente en uno de los efectos más graves de la pandemia como la suspensión de la vacunación del esquema regular infantil”, ha mencionado.
De allí que ha insistido en “establecer como país un
plan nacional de educación poblacional que deben ir de la mano con acciones gubernamentales y políticas públicas de salud”.
Estévez ha apuntado a la
concentración de especialistas, donde las ciudades más grandes (Quito, Guayaquil, cuenca) son las que disponen de personal capacitado para atender el ictus, mientras el resto de zonas y las rurales especialmente no disponen de talento humano ni insumos necesarios.
Por otro lado, el representante de la SEN ha hecho un llamado a
fortalecer un sistema nacional de información ya que esos datos epidemiológicos actualizados permiten orientar de mejor manera los programas de prevención de la enfermedad y a detectarlos oportunamente.
“La epidemiología es la herramienta principal para prevenir, si se ven los datos día a día se puede establecer
políticas de salud con impacto y que sean medibles. Porque además una de las cosas que tampoco se hacen es medir los resultados de las acciones”, ha comentado.
Recomendaciones
A propósito del Día Mundial del Ictus, Estévez ha dejado varias recomendaciones dirigidas a la APS: “La primera cosa que deben saber los médicos de atención primaria es que no diagnosticamos lo que no pensamos. Y cuando se trata de EVC, si no pensamos en él, estamos generando un daño mucho mayor a los pacientes”.
Y en ese sentido, la SEN “establecerá un plan, al menos bianual, de apoyo a la atención primaria de capacitación en las
áreas neurológicas.
También ha recomendado aprender los
mecanismos básicos de atención de urgencias en el EVC porque “lo que se hace en las primeras horas es fundamental”.
“Lo importante en estos pacientes es el tiempo, no hay que demorarse en reconocer y en derivar porque hacerlo en horas el paciente tendrá secuelas y no habrá mucho que hacer sino
ayudar a rehabilitar, en el mejor de los casos”, ha finalizado.