Edición Médica

Andrea Gómez y Daniel Simancas.

Cristina Coello. Quito
Los epidemiólogos y salubristas Andrea Gómez y Daniel Simancas han coincidido en resaltar el avance de la vacunación contra la COVID-19 en el país. No obstante, han señalado que no se ve una clara estrategia relacionada a la prevención de la enfermedad y sin ese aspecto se ve limitado un progreso en la reactivación socioeconómica del país.
 
Gómez ha insistido en que el país continúa en transmisión comunitaria y ante ello es urgente una “comunicación de riesgo”, lo cual incluye información de indicadores claves como el número de reproducción efectiva, la curva epidemiológica de casos activos, la ocupación hospitalaria. “no en porcentajes, sino en número de camas disponibles, la curva de hospitalización”, etc., ha dicho en entrevista con EDICIÓN MÉDICA.
 
Con ella ha coincidió Simancas quien también es crítico respecto a la información proporcionada por las autoridades, ya que según él “sigue siendo incompleta, está retrasada, no procesada y tampoco está estandarizada” y sin ese importante insumo será difícil tener un panorama claro y real de la situación epidemiológica en el país.
 
Los dos epidemiólogos han advertido que el país no ha logrado bajar el porcentaje de positividad de la enfermedad que sigue superando el 20 por ciento y a decir de Gómez “deberíamos tener un 10 por ciento” pero hasta el momento no hemos llegado a ese nivel.
 
Y en ese sentido para los especialistas esta situación es muestra de que no existe una política clara de control de pandemia. Se han enfocado solo en la vacunación y se ha dejado de ver lo que está sucediendo con la pandemia como el hecho de hay nuevas variantes que están circulando y son de preocupación, como la delta.
 
“Definitivamente esta nueva normalidad más bien habla de que no estamos viendo un problema, y existe un problema. Seguimos en transmisión comunitaria, la nueva variante (delta) ya fue identificada en Chile, Perú, Colombia y acá no hay claridad sobre las acciones para controlar la pandemia. Por ejemplo, no han aumentado el número de pruebas (diagnósticas) diarias y tampoco hay vigilancia activa, no hay campañas de prevención y promoción de la salud. La vacunación para que tenga efecto debe ir acompañada de otras medidas”, ha insistido Gómez.
 
Simancas ha sido aún más crítico y ha considerado que “nos estamos acostumbrando a ver morir a la gente, a ver que la gente no consigue una cama, a tener una lista de espera. Después del confinamiento de fines de semana se dio un mensaje tergiversado respecto a que se logró disminuir los casos en un porcentaje importante, pero la funcionalidad de la medida fue parcial” pues no se evidencia una política de prevención, así como lo es la vacunación.
 
No hay una directriz fuerte en cuanto a vigilancia epidemiológica han señalado, y al existir mayor movilidad también hay aumento de contactos y por lo tanto de contagios. Por ello los dos han considerado que ante esa situación era necesario una campaña de comunicación, así como avanzar con la vacunación y motivación a la población a cumplir su cita.
 
A eso se suma que, para Gómez, “no hay adherencia a las medidas de bioseguridad. Lamentablemente hay una falsa sensación de seguridad tanto en la población como en las autoridades. Eso es debido a que no tenemos idea de lo que está pasando fuera de los hospitales, no sabemos como está la circulación fuera”, ha dicho.
 
A eso se suma que tampoco hay medidas de restricción, “eso le dice a la población que todo está bien. Se han enfocado en la vacunación como la única forma de controlar la pandemia y se quita la mirada a las otras acciones”, ha insistido.
 
Simancas también ha sido partidario de esperar un poco en la reducción de restricciones pues para los dos especialistas un análisis real requiere una vigilancia epidemiológica. “No se puede tomar las decisiones en base a la ocupación hospitalaria, esa es la segunda curva en aumentar y disminuir. La primera es la de los contagios y esa es la que se debe medir y actuar de manera temprana para evitar un colapso del sistema de salud”, ha dicho Gómez.
 
“El retorno a las actividades (presenciales del sector público) es muy llamativo porque si bien es cierto se ha bajado casos, el nivel de testeo es muy incipiente como para lograr detectar crecimientos sorpresivos y solo se dan cuenta cuando se congestionan a las emergencias, o las unidades de cuidados intensivos y aumenta número de muertos. Siempre estamos reaccionando y no con estrategia de prevención”, ha añadido Simancas.
 
Por otro parte, para Gómez las medidas que se requieren adoptar no solo deben ser desde la salud, sino “también medidas socioeconómicas, que incluye apoyo a personas que no puedan aislarse dentro de casa porque no tienen espacio. Todas esas acciones ayudan a disminuir el número de casos, pero también apoyan a la población que salga adelante”. “Por eso hay que reactivarse de una forma inteligente”, ha añadido Simancas.

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