En Ecuador la tasa de incidencia y mortalidad por cáncer de ovario va en aumento
Ocupa el octavo lugar entre los de mayor frecuencia entre las mujeres
Tannia Soria, jefe de Oncología Clínica de SOLCA.
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Cristina Coello. Quito
Desde 1985 las tasas de incidencia y mortalidad por cáncer de ovario se han incrementado de manera
continua y significativa, ha informado la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (SOLCA) Núcleo de Quito.
A propósito del Día Mundial de Concientización del Cáncer de Ovario,
Tannia Soria, jefe de Oncología Clínica de SOLCA ha sostenido que, según el primer boletín epidemiológico realizado por la institución, cada año en promedio se ha
incrementado la incidencia en 1,3 por ciento, y la
mortalidad en 2,8 por ciento.
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA ha mencionado que, si bien ocupa el octavo lugar entre las neoplasias de mayor frecuencia entre las mujeres, ocupa el
tercer lugar en frecuencia entre los cánceres ginecológicos, luego del cáncer de mama y de cuello de útero.
“Es conocido como el
asesino silencioso, debido a que los síntomas se presentan en etapas avanzadas, cuando lamentablemente las posibilidades de curación son escasas”, ha manifestado Soria, quien ha añadido que a pesar de la “eficacia conseguida por las nuevas técnicas diagnósticas, prácticamente
el 80 por ciento de las pacientes se diagnostican en estadios III y IV” y el tratamiento se dirige hacia el lado paliativo.
La especialista ha insistido que los síntomas “son inespecíficos” y se la puede relacionada con cualquier patología benigna. “Solamente cuando ya tenemos una
enfermedad avanzada e incluso metastásica, es cuando el paciente acude” al sistema de salud.
A diferencia del cáncer de mama o de cuello del útero, para esta
patología no existe al momento un examen de detección temprana, validado y que demuestre efectividad en la disminución de la mortalidad.
De allí la importancia de que los médicos (de primer nivel principalmente) “sepan
identificar los diferentes factores de riesgo como la edad, obesidad, los genéticos” y así llevar un “control exhaustivo para alcanzar “posiblemente el tan deseado diagnóstico temprano”.
“Alrededor de la
quinta década de la vida es el pico de incidencia más importante de esta enfermedad” ha detallado Soria. Pero también ha insistido en la correcta elaboración de una “historia clínica completa, detallada”, pue eso permite un adecuado diagnóstico, seguimiento y tratamiento.
Según la jefe de Oncología, hay que recordar a los tomadores de decisiones que esta enfermedad ocasiona una elevada mortalidad y por lo tanto “es un buen momento para alertar a la sociedad en general” y
promover adecuadas campañas de información ya que “lamentablemente los síntomas no son específicos” y por lo tanto la población requiere una revisión médica continua.
Los datos
En el hospital de SOLCA en de Quito se han diagnosticado y tratado
34 casos en el 2020, únicamente 16 de ellas residían en Quito, las demás provenían de otras localidades del país.
El
42 por ciento de las mujeres diagnosticadas presentaron enfermedad
con metástasis. “Situación que probablemente es resultado de la dificultad propia del diagnóstico, y de las trayectorias de las pacientes en el Sistema de Salud”, ha detallado el boletín epidemiológico de SOLCA.
En el país el riesgo de desarrollar cáncer de ovario entre las mujeres residentes
en Quito está en 8,8 casos por 100.000 mujeres, para el periodo 2014-2017, lo que representa una tasa más alta que la estimada para el país ubicada en 5,6 y 6,8.
Este comportamiento en la ciudad de Quito, según SOLCA, probablemente esté relacionado a los
cambios en los modos de vida de la mujer en la urbe. Así pues, las tasas de mayor incidencia se encuentran en los países con mayor índice de desarrollo humano.