E-COLI RESISTENTE
Estudio alerta sobre círculo de transmisión de infecciones por heces de perro en Quito
Descuido de ciudadanos puede generar riesgos en salud pública
Esteban Fernández y David Ortega.
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Cristina Coello. Quito
Un estudio autofinanciado por expertos de la Unidad de Investigación de Enfermedades Transmitidas por Alimentos y Resistencia a los Antimicrobianos (Unietar) de la
Universidad Central (UCE) y la
Universidad de las Américas (UDLA), ha demostrado
por primera vez la presencia de Escherichia coli (E-coli)
resistente a los antibióticos en las heces fecales de perros.
David Ortega (UCE) y
Esteban Fernández (UDLA) han evaluado la contaminación por
E-coli encontradas en las heces de perros en el
parque lineal del sector de Solanda, en Quito y han advertido la existencia de un
círculo de transmisión de infecciones, que potencialmente puede afectar principalmente a niños, ancianos y personas con un sistema inmune deprimido.
“Existe gran cantidad de desechos caninos en el parque y esa
contaminación microbiológica facilita la trasmisión de bacterias multirresistentes hacia la comunidad, donde posteriormente pueden causar infecciones difíciles de tratar. Este hecho compromete el bienestar de la población y supone una carga para el sistema de salud pública”, ha señalado Ortega en entrevista con REDACCIÓN MÉDICA.
El investigador ha observado que en el parque circulan niños, familias, existe venta de comida y “si ese lugar está contaminado,
las probabilidades de diseminación de este tipo de bacteria hacia la población son altas”, ha dicho.
Por su parte, Fernández ha recordado que una de las enfermedades con mayor prevalencia en Ecuador son
las infecciones del tracto urinario por E-coli, bacteria que al parecer ya muestra resistencia a los tratamientos disponibles.
Mejorar la comprensión de la resistencia
Según han señalado, de 50 muestras recolectadas, 20 (40 por ciento) presentaron
E-coli resistente a los antibióticos de última línea como son la
cefalosporina de tercera y la colistina (antibiótico empleado como último recurso en infecciones producidas por bacterias multirresistentes).
Este hallazgo ilustra la importancia de analizar las heces caninas en entornos públicos (los parques) como parte de los
programas de vigilancia sanitaria.
Además, han sugerido que puede ser un método
centinela de muestreo para obtener una mejor comprensión de las
fuentes comunitarias de enterobacterias resistentes a los antibióticos en las
interfaces humano-animal-ambiente.
No satanizar al perro
Los investigadores han resaltado
la importancia de la higiene. “Una de las primeras personas que habló de eso fue Eugenio Espejo” y por lo tanto es hora de promover o mejorar la tenencia responsable de animales (que incluye la recolección de sus desechos), ha sugerido Fernández.
“En Medicina hay dos cosas que salvan vidas de forma muy barata:
las vacunas y la higiene. Eso ha disminuido en un 95 por ciento de las muertes en el mundo, pero la gente no le presta atención”, ha razonado el investigador de la UDLA.
Ortega y Fernández han insistido en que “no se trata de prohibir los perros, sino de educar mejor a la ciudadanía.
El perro no tiene la culpa, los perros no son malos y no quieren enfermarnos, pero las heces caninas son una fuente para la transmisión de enfermedades”, ha reiterado Ortega.
El dato
Contribuyeron también en el estudio:
Christian Vinueza de Unietar;
Marta Fors, UDLA;
Pedro Barba, UTN;
Marco Haro y
Paula Leoro, Inmunolab, LSI;
Karen Loaiza, LSI; y
Francisco Mora del IESS.