MALNUTRICIÓN EN LA REGIÓN
Eventos climáticos extremos impactarán negativamente en la seguridad alimentaria de América, advierte la ONU
: Entre 2019 y 2023, la prevalencia de la subalimentación aumentó 1,5 puntos porcentuales en todos los países
La desnutrición y el sobrepeso coexisten en la región
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Redacción. Quito
El nuevo informe ‘
Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024’ publicado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha alertado sobre el impacto negativo en la
seguridad alimentaria en la región ocasionada por los eventos climáticos extremos.
La variabilidad del clima y los eventos climáticos extremos (como
sequías,
inundaciones y tormentas) reducen la productividad agrícola, alteran las cadenas de suministro de alimentos, aumentan los precios y afectan los
entornos alimentarios, poniendo en riesgo los logros alcanzados en la
reducción del hambre y la
malnutrición en la región, ha explicado el organismo internacional.
“Los patrones cambiantes de la variabilidad del clima y los eventos extremos están impactando negativamente todas las dimensiones de la
seguridad alimentaria y reforzando otras causas subyacentes de la
malnutrición en todas sus formas en América Latina y el Caribe”, ha advertido el nuevo informe.
Pero también ha alertado que América Latina y el Caribe se ubican como la segunda región del mundo más expuesta a
eventos climáticos extremos después de Asia.
En esta región, al menos 20 países (el 74 por ciento de los países analizados) enfrentan una alta frecuencia de tales eventos, lo que indica una exposición significativa, y 14 (52 por ciento) se consideran vulnerables porque tienen una mayor probabilidad de tener un impacto en la
subalimentación debido a estos fenómenos.
El impacto de los extremos climáticos se ve exacerbado aún más por los persistentes desafíos estructurales: conflictos,
desaceleraciones económicas y crisis, así como por factores subyacentes como los altos niveles de desigualdad, la falta de acceso a
dietas saludables y su inasequibilidad, y entornos alimentarios poco saludables.
Según el informe, entre 2019 y 2023, la
prevalencia de la subalimentación aumentó 1,5 puntos porcentuales en todos los países afectados por la variabilidad climática y los extremos. La situación es peor en aquellos países que experimentan
recesiones económicas. Las poblaciones más vulnerables se ven afectadas de manera desproporcionada, porque tienen menos recursos para adaptarse.
El documento ha destacado la necesidad urgente de acelerar la acción para desarrollar la resiliencia dentro de los
sistemas agroalimentarios, que son críticos para el progreso de la región hacia la eliminación del hambre y la malnutrición en todas sus formas. La sostenibilidad a largo plazo de los sistemas agroalimentarios debe ser garantizada, se iniste.
Disminución de cifras por segundo año consecutivo
Según el informe, el hambre ha afectado a 41 millones de personas en la región durante 2023. Esto representa una disminución de 2,9 millones de personas respecto a 2022 y de 4,3 millones de personas respecto a 2021. Sin embargo, a pesar de los avances regionales, existen
disparidades entre subregiones. La prevalencia del hambre ha ido en aumento durante los últimos dos años en el Caribe, alcanzando el 17,2 por ciento, mientras que se ha mantenido relativamente sin cambios en Mesoamérica, en el 5,8 por ciento.
En cuanto a la
inseguridad alimentaria moderada o grave, la región también demostró avances por segundo año consecutivo, cayendo bajo el
promedio mundial por primera vez en 10 años. En total, 187,6 millones de personas en la región experimentaron inseguridad alimentaria, 19,7 millones menos que en 2022 y 37,3 millones menos que en 2021.
Esta reducción se ha explicado por la recuperación económica de varios países de América del Sur debido a programas de
protección social, esfuerzos económicos postpandemia y políticas específicas destinadas a mejorar el acceso a los alimentos.
El informe refleja también que la inseguridad alimentaria ha afectado de manera más pronunciada a determinados grupos de población, como las
comunidades rurales y las mujeres. La brecha de género en América Latina y el Caribe sigue siendo más elevada que el promedio global.
La malnutrición y la variabilidad del clima
El subdirector General y Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe,
Mario Lubetkin ha resaltado la importancia del Panorama 2024 considerando que: "La variabilidad del clima y los eventos extremos son una amenaza para la estabilidad de la seguridad alimentaria y la nutrición”.
Es importante “implementar una respuesta integral, basada en políticas y acciones diseñadas para fortalecer la capacidad de los sistemas agroalimentarios. Esta resiliencia permite anticipar, prevenir, absorber, adaptar y transformar, de manera positiva, eficiente y eficaz frente a diversos riesgos, incluyendo los desafíos asociados al
cambio climático y los eventos extremos”, ha añadido Lubetkin.
En cuanto a la
malnutrición, el reporte informa que el retraso en el crecimiento afectó al 22,3 por ciento de los niños menores de 5 años en el mundo en 2022. En América Latina y el Caribe, la prevalencia se estimó en 11,5 por ciento, significativamente por debajo del promedio mundial. Si bien la región ha experimentado reducciones notables desde principios del milenio, el progreso se ha desacelerado en los últimos años.
"En América Latina y el Caribe,
uno de cada diez niños y niñas menores de cinco años vive con desnutrición crónica. La desnutrición y el sobrepeso coexisten en la región, exacerbados por la alta exposición y vulnerabilidad climática en las comunidades más vulnerables. Esta doble carga de la malnutrición amenaza diariamente el desarrollo pleno de la infancia", ha recalcado
Karin Hulshof, directora regional A.I. de UNICEF para América Latina y el Caribe. "Cualquier decisión sobre la acción climática debe priorizar el
derecho a la alimentación y nutrición de los niños, niñas y mujeres".
En 2022, el 5,6 por ciento de los niños menores de cinco años a nivel global estaban afectados por
sobrepeso, mientras que en América Latina y el Caribe la prevalencia alcanzó el 8,6 por ciento, es decir, 3,0 puntos porcentuales por encima de la estimación global. Esta prevalencia regional también ha crecido más rápido que la tasa global, aumentando 1,2 puntos porcentuales entre 2012 y 2022, en comparación con solo 0,1 puntos porcentuales en todo el mundo. Dentro de la región, las tendencias varían significativamente, con
América del Sur impulsando en gran medida el aumento, mientras que Mesoamérica y el Caribe han mostrado una mayor estabilidad en los últimos años.
El informe también identifica la falta de acceso económico
a dietas saludables como una cuestión crítica. En 2022, 182,9 millones de personas en América Latina y el Caribe no podían permitirse acceder a ellas. Esto marca una mejora de 2,4 puntos porcentuales en comparación con 2021, lo que significa que 14,3 millones de personas más pueden permitirse una dieta saludable.
“El sobrepeso y la obesidad son un creciente desafío en la región y un factor de riesgo clave para las
enfermedades no transmisibles. Una dieta saludable es la base para la salud, el bienestar, el crecimiento óptimo y el desarrollo. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) posiciona la salud como piedra angular para la transformación de sistemas alimentarios, promoviendo políticas fiscales, incluyendo impuestos,
políticas públicas de compra de alimentos saludables, la regulación de la publicidad, incluidos los
sucedáneos de la leche materna; la inocuidad de los alimentos, la reformulación de productos alimentarios y el etiquetado frontal”, ha mencionado
Jarbas Barbosa, director de la.
También se han observado disparidades entre subregiones en el acceso a dietas saludables: en el Caribe, el 50 por ciento de la población (22,2 millones de personas) no podía permitirse una dieta saludable, seguida por Mesoamérica con un 26,3 por ciento (47,1 millones de personas) y
América del Sur con un 26 por ciento. (113,6 millones de personas). Por ello, se hizo un llamado a centrarse en las
poblaciones vulnerables y expuestas a eventos climáticos extremos.
“El planeta se calienta y el clima se desajusta. Las mujeres y hombres de América Latina y el Caribe viven la emergencia climática en primera persona: producir alimentos, transformarlos, transportarlos y poner un plato en la mesa es más difícil en los países donde ocurren fenómenos climáticos extremos a menudo”, ha asegurado
Lola Castro, directora regional del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas en América Latina y el Caribe.
“Las comunidades y los gobiernos de la región avanzan hacia soluciones integrales que abordan la seguridad alimentaria y la nutrición en tiempos de crisis climática. Juntos, buscamos proteger a las
personas más vulnerables de los eventos climáticos extremos y crear sistemas alimentarios equitativos y sostenibles que alimentan a América Latina y el Caribe sin destrozarla”, ha añadido.
Las agencias han enfatizado en la necesidad de acelerar aún más las
inversiones y acciones destinadas a crear capacidades de largo plazo para responder a la variabilidad del clima y los eventos climáticos extremos.