Edición Médica

Rocío Caicedo, jefe del banco de leche del HGDC.

Cristina Coello. Quito
El Hospital General Docente Calderón (HGDC) ha inaugurado la primera sala de apoyo a la lactancia para trabajadoras de un hospital público en Ecuador y el servicio de apoyo para la recolección de leche humana como parte del segundo banco de leche en Quito.
 
Con la del Hospital Calderón, son 4 instituciones (Planta central del Ministerio de Salud Pública, sede de la Unicef en Quito y la Secretaria Nacional de Planificación) que poseen una sala adecuada para la extracción de leche materna y continuación de la lactancia.
 
Andrés Sotomayor, gerente del HGDC ha explicado a REDACCIÓN MÉDICA que las madres y los niños son un grupo prioritario por lo cual “tratamos de facilitar” a las madres un espacio adecuado para extraer y almacenar la leche.
 
Según el directivo, este servicio beneficia a todas las trabajadoras del HGDC ya que garantiza el derecho de las madres y sus recién nacidos a mantener la lactancia durante la jornada de trabajo de la madre.

“Todas las instituciones deben tener una sala para continuar la lactancia y nosotros apoyamos a nuestras madres”, ha reiterado Sotomayor.
 
Por su parte, Rocío Caicedo, coordinadora del banco de leche y apoyo en neonatología del HGDC, ha señalado a REDACCIÓN MÉDICA que tras la inauguración de la sala de neonatología se ha iniciado una campaña informativa para incentivar la donación de leche materna.
 
“Nuestro hospital está en la capacidad de entregar a otros niños leche humana pasteurizada para que tengan la mejor alimentación y evitar el consumo de fórmula”, para lo cual ha recibido el apoyo de la Maternidad Isidro Ayora y del Hospital de Ambato, ha asegurado Caicedo.
 
Según la especialista, “la leche humana es el único alimento que garantiza el crecimiento y desarrollo de un niño” por lo que han ofrecido este servicio a los niños prematuros que son atendidos en el HGDC y a las madres que por alguna circunstancia médica no puedan dar de lactar temporalmente.
 
Caicedo ha asegurado que las donantes son madres voluntarias y su leche pasa por un “estricto examen microbiológico, con lo que se asegura la inocuidad de la leche”.

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