SITUACIÓN ACTUAL
Informe confirma la relación entre el consumo de drogas ilícitas y la exposición a las redes sociales
También se reporta un aumento de consumo de los opioides para aliviar el dolor
Las redes sociales son una gran influencia en la vida de los jóvenes.
|
Redacción. Quito
Las redes sociales son la principal fuente de información, comunicación y entretenimiento para los jóvenes, pero también representan una puerta cada vez más frecuente para
acceder al consumo de drogas, ha advertido la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), un órgano dependiente de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
El informe anual difundido en Viena ha lamentado que “las plataformas digitales ofrezcan nuevas oportunidades de
comprar sustancias y den glamour a
conductas negativas”.
Las redes sociales, “además de promover conductas negativas en relación con el consumo de drogas al ofrecer una imagen atractiva de ellas, dan a los consumidores la oportunidad de comprar en muchas plataformas
cannabis, analgésicos sujetos a prescripción y otras sustancias”, ha criticado la presidenta de la Junta, la india
Jagjit Pavadia.
El informe destaca que esta situación afecta especialmente a personas jóvenes, los principales usuarios de esas plataformas y que, además, representan un grupo de edad con un
alto índice de consumo de estupefacientes.
El pasado septiembre, la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) ya advirtió del uso que se hace de las redes sociales y de mensajería para vender drogas muy peligrosas como el
fentanilo, un opiáceo sintético 50 veces más potente que la heroína.
“Se vende en medios sociales como
Snapchat, Instagram y en sitios de ‘e-commerce’ en la web oscura”, aseguró entonces la directora de la DEA,
Anne Milgram, quien ha recordado que esas aplicaciones pueden descargarse en cualquier teléfono inteligente.
La JIFE ha pedido a los gobiernos que asuman un papel más activo para
regular estas plataformas y demanda también al sector privado que se implique y restrinja cualquier promoción del consumo de drogas.
“La relación entre la exposición a las redes sociales y el consumo de drogas debería ser una
señal de alerta para que los Estados asuman un papel más activo en su regulación”, ha señalado el informe.
Pero la presidenta de la JIFE ha agregado además que “es imprescindible hacer frente a esa situación, no solo en interés de los usuarios actuales, sino también en el de las
generaciones venideras, que utilizarán esas plataformas en su vida cotidiana”.
Sobre legalización del Cannabis
Con respecto a la despenalización del cannabis en muchos países, la JIFE ha insistido en que es
motivo de preocupación porque ha sido interpretada por muchos como la legalización del consumo no médico del cannabis.
En este sentido, se ha enfatizado en la necesidad de que se entiendan colectivamente los conceptos de legalización, descriminalización y despenalización de conformidad con las convenciones de fiscalización de drogas. Así pues, el informe ha subrayado la importancia de una
respuesta equilibrada y proporcionada a los delitos relacionados con las drogas, que mantenga el respeto a los derechos humanos y el bienestar público.
“La legalización del
uso no médico del cannabis contraviene las convenciones de control de drogas”, ha recalcado Pavadia.
Opioides y precursores
El informe también ha dedicado un apartado al
consumo de los opioides que se utilizan para
aliviar el dolor, reportando que su consumo se concentra en los
países desarrollados de Europa y Norteamérica, mientras que en otras regiones del mundo a menudo no hay un acceso suficiente a ellos para cubrir las necesidades médicas de la población.
El organismo ha exhortado a los gobiernos a esforzarse para que haya suficientes
medicamentos disponibles y solicita a los países con más recursos que ayuden a las naciones pobres a garantizar el acceso a esos estupefacientes.
Por otra parte, el estudio ha demostrado el fácil
acceso que tienen los delincuentes a los precursores que hacen falta para fabricar drogas ilícitas.
Una encuesta de la JIFE realizada en junio de 2021 ha evidenciado
las deficiencias en los controles de la fabricación, el comercio y la distribución nacionales de precursores, lo que permite a los traficantes obtener esos productos en el mercado lícito.
Asimismo, se han encontrado ya
sustancias químicas no fiscalizadas que pueden servir como alternativas a los precursores controlados.
La JIFE ha sostenido que la evolución de la fabricación ilícita de drogas requiere de una acción global y que se debe hacer frente a la proliferación de sustancias químicas no controladas y de
precursores de diseño.