Investigadores alertan que el consumo de caracoles está causando meningoencefalitis
La enfermedad puede ser mortal
Luiggi Martini, Tania Mori y Alberto Orlando del INSPI.
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Cristina Coello. Quito
Un equipo multidisciplinario de investigadores del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (INSPI) - Leopoldo Izquieta Pérez, han hecho un llamado a los profesionales de la salud para que
consideren entre sus diagnósticos a la meningoencefalitis eosinofílica, causada por el parásito Angiostrongylus cantonensis.
Tras una importante investigación han llegado a la conclusión de que la enfermedad es un problema de salud pública y
es urgente alertar a la población de la ingesta y manipulación del caracol gigante africano, portador intermediario del parásito.
Tania Mori, directora ejecutiva del INSPI, ha señalado a REDACCIÓN MÉDICA que el trabajo de 17 profesionales ecuatorianos con la colaboración de 13 especialistas cubanos, 4 brasileños, un alemán, un japonés, un peruano y un danés fue plasmado en el libro ‘Angiostrongylus cantonensis: emergencia en América’, que ya está disponible en la institución.
“Lo que se busca es que el médico sepa y conozca sobre el parásito y pueda discutirlo en la comunidad e informar.
El texto recopila mucha información técnica y es importante controlar los huéspedes intermediarios y definitivos (caracoles y ratas) que causan la meningoencefalitis, una enfermedad mortal”, ha reiterado.
Luiggi Martini, investigador asociado y coautor del libro ha añadido que según la investigación
la mayor incidencia de la enfermedad está en la región Costa y con más casos en la provincia de Los Ríos, “donde hay la costumbre ancestral de comer caracoles crudos”.
El mensaje claro que ha manifestado el investigador es que no es recomendable ingerir caracoles crudos, “porque allí está la larva del Angiostrongylus cantonensis, que va al cerebro y causa meningitis”.
De los estudios realizados por el INSPI, el parásito fue identificado por primera vez en Ecuador en julio de 2008 y actualmente
está presente en 17 provincias incluida Galápagos.
Martini ha precisado que tienen
registrados más de 100 casos de la enfermedad tanto en niños como en adultos, con tres fallecimientos. “Es una enfermedad emergente, parasitaria”, relativamente nueva en Sudamérica, ha añadido.
Para el investigador el nuevo libro es una de las formas para
capacitar al personal de salud y es una guía para tratar de controlar del vector. “Es importante conocer la enfermedad para que los médicos la puedan diagnosticar”, ha reiterado.
Aún
no existe un método convencional de diagnóstico, pero en el INSPI se realizan estudios epidemiológicos, parasitológicos y malacológicos.
Alberto Orlando, director de investigación del INSPI, ha asegurado que
existe tratamiento contra la enfermedad y el libro también hace referencia a ello.
“Los profesionales deben consultar a los pacientes sobre el consumo y manipulación de caracoles, que se los ve hasta en los patios de las casas. En Ecuador tenemos diferentes especies de caracoles pero el gigante africano (achatina fulica)
es una de las 100 plagas más peligrosas del mundo”.
“
La forma correcta de eliminarlos es ahogándolos, no usar insecticida. Es importante indicar a la población que deben usar una funda o guante y ahogarlo en un balde con agua y cloro. Ya muertos se los puede desechar a la basura”, ha detallado Orlando.
Síntomas a considerar
La enfermedad se puede manifestar con
dolor de cabeza (cefalea), fiebre, problemas neurológicos, estrabismo, rigidez de nunca. De allí que los profesionales deben preguntar si tienen caracoles, comieron o los manipularon.