DÍA INTERNACIONAL
La pandemia ha sido un factor importante en el aumento de la tasa de suicidio en el Ecuador
La pérdida de seres queridos por la COVID-19 y la pérdida de trabajo son las principales causas asociadas al suicidio
Viernes, 10 de septiembre de 2021, a las 15:35
Elizabeth Pauker, Francisco Contreras, Juan Zapata.
|
Cristina Coello. Quito
Si bien el suicidio es un problema multifactorial, antes de la pandemia
ya reportaba cifras preocupantes, pues en 2019 por ejemplo, las lesiones autoinfligidas intencionalmente fueron la
principal causa de muerte en adolescentes, según un estudio elaborado por el Observatorio Social del Ecuador (
aquí el enlace).
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) determinó que el suicidio fue la primera causa de muerte en menores de 18 años, según su informe técnico de defunciones del 2019. Ese año las lesiones autoinfligidas intencionalmente fueron la causa de
148 defunciones en menores de 12 a 17 años, lo que representa el 17,8 por ciento de las muertes de ese grupo etario.
Pero la pandemia llegó en 2020 y según el ECU911 hay un
aumento del 37 por ciento de suicidios con relación al primer semestre del año pasado. Los intentos de suicidio también han aumentado en un 15 por ciento y la institución ha calificado de “preocupantes” las cifras.
El marco de la celebración del Día Internacional de la prevención del Suicidio (10 de septiembre) el ECU911 ha reportado que entre enero a junio de 2021 se han
evitado 357 suicidios a escala nacional “gracias a la rápida respuesta de los agentes en territorio, el monitoreo de
actitudes inusuales en puentes o edificaciones y fundamentalmente a las acciones de verbalización que ejecutan las unidades especializadas en estos casos”.
La provincia con el mayor porcentaje de
intentos de suicidio es
Guayas con el 20 por ciento (72 casos); seguido de
Pichincha, con el 15 por ciento (53); Tungurahua con el 12 (43); Azuay 10 por ciento (34); Manabí 9 (32) y el resto de las provincias suma 34 por ciento (123 casos).
Juan Zapata, director del ECU 911, ha detallado que, de enero a junio del 2021, se han articulado
194 emergencias referentes a suicidios, “es preocupante porque el incremento respecto al año 2020 es del 37 por ciento”, ha señalado.
Las provincias que reportan más
casos de suicidio este año son
Guayas con el 28 por ciento (55 reportes), Azuay registra el 10 por ciento (19 eventos), El Oro tiene el 7 por ciento (14 hechos) y Tungurahua representa el 6 por ciento (11).
La Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) también ha realizado un estudio junto al Ministerio de Salud (MSP) sobre el
riesgo suicida de las personas y se ha determinado que hay mayor riesgo de suicidio en las mujeres que en los hombres. Sin embargo, quienes terminan cometiendo el acto son los hombres (
aquí el enlace del estudio).
En el caso de Pichincha también se registra una importante tasa de
suicidio especialmente en adultos de entre 20 y 39 años, según ha informado a EDICIÓN MÉDICA, el director de Promoción, Prevención y Vigilancia de la Salud del Municipio de Quito,
Francisco Contreras.
Su evaluación es que “existe un
impacto importante de la COVID-19 en la población urbana del Distrito Metropolitano de Quito, que está asociada principalmente la pérdida de seres queridos (por la infección del coronavirus) y la pérdida de trabajo”, lo cual también es un factor detonante del suicidio, ha advertido.
El funcionario ha admitido que previo a la pandemia
no se priorizó la salud mental, pero con el confinamiento, el uso excesivo de los medios digitales, el contexto de la virtualidad en la que se educan los adolescentes, niños y adultos, y hasta la soledad que enfrentan los adultos mayores “se están generando patologías de salud mental”.
Mayor contagio, mayor suicidio
El funcionario ha especificado que en lo que va del año se han registrado 230 defunciones por suicidio en el Distrito Metropolitano, de los cuales
186 corresponde a varones, es decir el 70 por ciento.
Pero ellos han determinado que son precisamente las zonas de mayor contagio de la COVID-19 en Quito (Quitumbe, Eloy Alfaro en el Sur de la ciudad; La Delicia, Eugenio Espejo al norte) las que también registran
mayor frecuencia de suicidio.
Contreras ha detallado que en lo que va del 2021 el Municipio ha trabajado en “la disminución de factores de riesgo y fortalecimiento de los factores de protección. Se han realizado 17.509 intervenciones, de las cuales 1.430 han sido derivaciones de casos identificados como riesgos en diferentes instancias, eso quiere decir que tenemos un
impacto importante (en la salud mental) por el confinamiento, que se da más en varones que en mujeres en una edad entre 20 y 39 años”.
En ese sentido, su departamento ha planteado
migrar los profesionales de la salud que atienden en el actual Centro de Atención Temporal (CAT) a programas de salud comunitaria en promoción y prevención, sobre todo en salud mental, pero también en salud sexual y reproductiva, prevención y uso de sustancia estupefacientes, nutrición y alimentación y así “apuntamos a tratar todas las causas biológicas, psicológicas y ambientales para brindar una atención integral”, ha indicado.
No obstante, pese al aumento de la problemática en salud mental, Contreras estima que “
estamos a tiempo de hacer una intervención. Apuntamos a evitar la depresión y el suicidio” y para ello el municipio ha organizado talleres para la comunidad, líderes barriales juveniles, mesas informativas, charlas con comerciantes, sensibilización por el Día de la Prevención del suicidio con funcionarios municipales y una gran casa abierta para la comunidad.
La necesidad de profesionales especializados
Las cifras ya expuestas solo dejan claro que se ha relegado a la salud mental a un segundo plano pero también se ha desestimado los
requerimientos de especialización. “No hay psicólogos específicos para cada área”, por ejemplo, para Pediatría, Cardiología, Traumatología, Geriatría u Oncología, ha opinado la especialista en Psico-oncología,
Elizabeth Pauker.
Para Pauker,
cada área tiene requerimientos distintos. “No se puede tratar (en el ámbito de la salud mental) una enfermedad crónica degenerativa como una artritis, un cáncer, o una amputación que va a generar unan discapacidad permanente”, de forma similar a una alteración de personalidad o una depresión en adolescentes.
“Son áreas distintas, con
requerimientos distintos y en el mundo entero se plantea la presencia de psicólogos o profesionales que cumplan con estas características” de especialización como una forma adecuada de orientar la salud mental de las personas, ha estimado Pauker.
Según la especialista, la pandemia ha demostrado la
necesidad de un profesional de salud mental. “Todos vivimos crisis y ante un conflicto ese profesional puede ayudar a afrontarlo y más ante los cambios de las diversas etapas de la vida. Si tuviéramos espacios de salud mental adecuados, a los cuales podríamos recurrir, seguramente tendríamos menos conflictos”, ha considerado.
Por otro lado, Pauker ha dejado claro que el
ámbito de la salud mental es muy amplio, pero es prioritario tomar decisiones importantes y
facilitar el acceso “para poder dar contención frente a las crisis propias del individuo”, las cuales ha aclarado no necesariamente incluyen medicalización.
También ha mencionado que, hasta el momento, en la estructura del Ministerio de Salud Pública (MSP) no se han considerado las especialidades en salud mental, lo cual ha llevado a que no solamente la salud mental del país quede
atrasada, sino que tampoco tenga una
estructura sólida.
Y en ese sentido ha estimado que se requiere con urgencia un programa de salud mental “con autonomía y presupuesto desde la autoridad sanitaria, que permita primero hacer un
levantamiento de información sobre la situación real de la salud mental en el Ecuador, con cuantos profesionales se cuenta y un pensum universitario acorde a los requerimientos de la sociedad. Establecerla como un área importante del sistema, no como la puerta trasera”, ha solicitado.