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Salud Pública

REFLEXIONES INTERNACIONALES
Latinoamérica debe responder a la revolución de la longevidad con políticas de salud adecuadas
La pandemia de COVID-19 redujo la esperanza de vida en todos los países
Miércoles, 21 de septiembre de 2022, a las 11:11
Alexandre Kalache, presidente del Centro Internacional de Longevidad, ILC Brasil.

Alexandre Kalache, presidente del Centro Internacional de Longevidad, ILC Brasil.


Redacción. Quito
En la ciudad brasileña de Sao Paulo se ha realizado el 7º Foro Latino-Americano de Calidad y Seguridad En Salud, organizado por el Hospital Israelí Albert Einstein y el Institute for Healthcare Improvement.
 
Con la pandemia se redujo la esperanza de vida en todos los países, en unos más que otros, ya que se tuvieron muertes precoces. Lamentablemente, los gobiernos tardaron en comprar las vacunas y faltó una voluntad política para las personas mayores, por ello en este evento líderes y directivos de salud han abordado diferentes temas de relevancia para el sector, que giraron en torno al envejecimiento poblacional y sus desafíos.
 
Al respecto, Alexandre Kalache, quien por más de 13 años dirigió el programa “Envejecimiento y Salud” de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros expertos mundiales en temas de longevidad han dejado claro la importancia de fomentar políticas en respuesta a la revolución de la longevidad.
 
Alexandre Kalache actualmente es presidente del Centro Internacional de Longevidad, ILC Brasil.

“Envejecer es bueno, lo que no nos sirve es la muerte precoz como vimos ahora con la pandemia. Envejecer ahora es la conquista social de los últimos 100 años, me refiero a una revolución, porque a lo largo de la civilización estuvimos buscando la fuente de la eterna juventud, pero el hecho de que en 1900 la expectativa de vida más alta de todo el mundo era de 46 años en Alemania, ahora tenemos en 43 países una expectativa de vida de más 80 años”, ha comentado Kalache.
 
Yo represento la revolución de la longevidad: cuando nací tenía una expectativa de vida de 43 años. Ahora, hay varios países como Argentina, Uruguay, Chile, Costa Rica y Colombia que tienen una expectativa de vida de más de ochenta años, eso es revolución”, ha considerado.
 
Por esta razón, el especialista ha mencionado que se debe tener en cuenta el tipo de políticas públicas que se ponen en marcha, además de sustentar e incentivarlas para que cuando los jóvenes lleguen a la vejez, puedan tener una calidad de vida.
 
Hay millones de latinoamericanos que están envejeciendo mal y precozmente, con enfermedades que yo no espero tener en los próximo 10 años”, ha recalcado.
 
Kalache también ha hecho énfasis en que el envejecimiento depende de un estilo de vida, por ello es necesario que las políticas puedan garantizar estilos de vida más saludables, que sean más simples y más baratos.
 
“Soy una persona mayor, son un anciano y exijo respeto porque tengo derechos, yo no quiero que me infantilicen, ni paternalicen, yo quiero beneficiarme de los derechos y para ello es necesario que todos los países de América Latina ratifiquen la Convención de Derechos de las Personas Mayores”, ha enfatizado.
 
Asimismo, es necesario tener una convención internacional, para lo cual se está luchando desde hace 12 años contra los países desarrollados que no quieren una convención internacional porque ya envejecieron.
 
Tener esta convención significa alcanzar derechos, para lo cual se requiere invertir recursos. Por eso “están bloqueando nuestros esfuerzos y, enhorabuena, que los países de Latinoamérica como Argentina lo están logrando con cambios de gobierno de izquierda y derecha”, ha manifestado Kalache.
 
En este contexto, el especialista ha reflexionado que en la pandemia de COVID-19 se ha evidenciado una “actitud de edadismo”, es decir, una discriminación por edad.
 
Estas situaciones yo las considero en cuatro ‘i’. La primera es una ideología; la segunda es lo institucional, donde se niegan a prestar un servicio a personas mayores porque no van a gastar en ellos, ya que están viejos y muy cerca de la muerte; la tercera hace referencia al aspecto interpersonal, donde se trata a los demás con desdén, poca atención, con el objetivo de disminuir su autoestima y autoconfianza; la última es cuando todo esto es internalizado y se genera inocuidad para este grupo poblacional”, ha dicho.
 
Retos para la salud mental
 
Sobre este tema, Kalache ha comentado que hay personas que viven solas, hubo una pandemia de la soledad; la depresión es otra pandemia, hay un mito sobre el suicidio en todas las edades, también en personas mayores.
 
“Durante la pandemia todos estábamos en casa, hubo una pandemia de violencia doméstica, incluso contra las personas mayores. Los gobiernos que no han manifestado empatía solidaridad y compasión, están colaborando para el sufrimiento mental, que es envejecer sin saber si estarás protegido y amparado, si tendrás o no un techo o el horror de envejecer si un tratamiento médico que necesites, si serás abandonado… Este abuso puede ser físico y también psicológico, esto es lo que puede causar problemas de salud mental”, ha opinado.  
 
Por ello, los países de la región tienen como reto crear políticas para enfrentar la revolución de la longevidad. En este sentido, hay cuatro ejes a considerar.
 
El primero es la salud, envejecer sin salud baja la calidad de la vida, esto depende de un estilo de vida y de un esfuerzo personal, pero también de las políticas públicas adecuadas para tener una alimentación más saludable, no ser sedentario, vivir en un sitio inadecuado, etc.
 
El segundo eje es fundamental, “vivimos una revolución de la longevidad a lo largo de la vida. Entonces, necesitamos de políticas de aprendizaje desde la niñez. Por ejemplo, si a los 43 años pierdes tu empleo, te puedo garantizar que sufrirás de edadismo… Las empresas y gobiernos deben garantizar que las personas mayores seguirán aprendiendo porque la revolución tecnológica no te da tiempo para toda la sociedad, si es grupo que más crece en nuestra sociedad, deben seguir siendo productivas”.
 
El tercer eje está relacionado con la participación en la sociedad, eso implica derechos de participar en todos los aspectos de la vida. El conocimiento es clave para participar íntegramente en la sociedad.
 
El ultimo eje es la protección, la seguridad. “Saber que no serás abandonado por tu sociedad, que seguirás siendo incluido, es clave para garantizar calidad de vida”.


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