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Salud Pública

EN EL BACA ORTIZ
Los retos de la cirugía de nefroblastoma en un niño de 4 años
Lo singular de este caso es el paciente, un menor de una comunidad muy alejada de la Amazonía
Lunes, 09 de diciembre de 2024, a las 14:36
El equipo de especialistas del HPBO dirigido por Diego Gallegos.

El equipo de especialistas del HPBO dirigido por Diego Gallegos.


Cristina Coello. Quito
Un equipo de especialistas del Hospital Pediátrico Baca Ortiz (HPBO) ha retirado con éxito un tumor renal derecho (nefroblastoma) a un niño de 4 años, que se constituye el décimo realizado en lo que va del año.
 
Lo singular de este caso es el paciente, un menor perteneciente a una comunidad indígena muy alejada de la Amazonía que no habla español. El personal sanitario debió coordinar su atención con su padre quien entiende el idioma, pero al que se le explicó adecuadamente el delicado procedimiento superando barreras culturales. Cabe recordar que estos grupos étnicos acuden en primera instancia a sus propios métodos de curación.
 

Diego Gallegos

A cargo de este caso estuvo el cirujano urólogo pediátrico, Diego Gallegos, quien en entrevista con EDICION MÉDICA, ha explicado que estos tumores son poco frecuentes, pero constituyen el segundo tumor sólido más frecuente en la población pediátrica. Se presentan aproximadamente uno por cada 10,000 recién nacidos.
 
También ha mencionado que las causas de los tumores renales en niños pueden estar relacionadas con diversas alteraciones genéticas. En particular, se ha observado que algunos de estos tumores pueden asociarse a anomalías congénitas y condiciones genéticas hereditarias, como el síndrome de Beckwith-Wiedemann y otras mutaciones que predisponen al desarrollo de tumores sólidos. Sin embargo, en muchos casos, la etiología puede ser multifactorial y no siempre se puede identificar una causa específica.
 
Pero en ciertos casos como este, uno de los desafíos más significativos “es el diagnóstico y la derivación oportuna del paciente” al provenir de una zona muy alejada y el largo proceso que deben atravesar hasta llegar al tercer nivel de atención.
 
“Muchos niños son diagnosticados en atención primaria cuando se palpa una masa en el abdomen”. Por lo tanto, ha enfatizado en la importancia de reconocer la gravedad de estos casos y ha pedido a los profesionales de la salud realizar las derivaciones necesarias a centros especializados con capacidad de manejo multidisciplinario.
 
Según ha detallado Gallegos, el tumor renal grande de este menor presentaba un alto riesgo de ruptura. La cirugía se realizó en un momento oportuno y se aplicó el Protocolo Umbrella, un enfoque estandarizado que combina quimioterapia, cirugía y tratamiento postoperatorio.
 
El niño, aunque ha perdido un riñón, tiene perspectivas optimistas de recuperación. Se espera que su otro riñón se hipertrofie para compensar la función perdida, y además se le han dado indicaciones específicas para su seguimiento. Las pautas de alarma, condiciones que deben ser controladas y revisadas han sido explicadas y su evolución ha sido muy favorable, ha insistido el especialista.
 
Según Gallegos, a lo largo de este año, el equipo del HPBO ha realizado 10 cirugías de este tipo, todos con buenas respuestas al tratamiento. La mayoría ha sido sometida a quimioterapia prequirúrgica, lo que ha contribuido a mejores resultados postoperatorios. Entre estos casos, el paciente más pequeño tenía tan solo 6 meses. A pesar de la complejidad de estos casos, todos los pacientes han sobrevivido hasta la fecha, subrayando que estos cánceres son manejables si se detectan a tiempo.
 
A decir del especialista es crucial para otros médicos involucrarse en un enfoque colaborativo y multidisciplinario para gestionar estos casos complejos y con pacientes donde el idioma puede representar una barrera. Eso no solo mejora las expectativas de tratamiento, sino que también aumenta las probabilidades de un resultado exitoso.
 
Y en ese sentido, Gallegos ha destacado la solidaridad y apoyo de diversas personas y profesionales de la salud que participan en el proceso de cuidado de estos pacientes. La atención integral no se limita solo al manejo médico, sino que también implica un esfuerzo logístico y comunitario para garantizar que los niños reciban la atención adecuada.
 



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