Edición Médica

Javier Del Pozo, jefe de Servicio Máxilo Facial y Estomatología del (HCAM) durante un procedimiento de somatoprótesis

Redacción Quito
Cerca de 500 prótesis maxilofaciales se han colocado a pacientes del Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM) desde el 2009, con un promedio de 12 mensuales de las cuales el 80 por ciento son oculares. Así lo señala un comunicado de prensa del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

En esta labor denominada  somatoprótesis (reposición de órganos ausentes o perdidos de forma congénita o adquirida) participan un equipo multidisciplinario de médicos, que no solo trabajan en remplazar el órgano perdido por estética, si no que su vez este proceso va acompañado paralelamente  de ayuda sicológica que brinda el mismo hospital, ya que primero los pacientes deben aceptar el problema y luego la prótesis.

Javier Del Pozo, jefe de Servicio Máxilo Facial y Estomatología del (HCAM) afirma que actualmente en la red de salud no existe otro Hospital que realice esta actividad, y añade que en aproximadamente 15 días se elaboran estos implantes y en cuatro sesiones los pacientes ya pueden tener la sustitución de su órgano perdido.

"En el caso del ojo, el primer paso es tomar las impresiones de la órbita ocular, para sacar el molde, luego se pinta el iris del mismo color del otro ojo, el tercer paso es tomar una prueba en cera para colocar el iris y centrar los ejes para evitar que los pacientes se queden bizcos, y en la cuarta sesión, se coloca la prótesis. Si se trabaja dos sesiones a la semana en la segunda semana está puesta la prótesis", añade.

El material que se utiliza para elaborar ojos artificiales es el acrílico y para realizar nariz y orejas se emplea la silicona. Por el costo de las piezas muchas personas se quedan mutiladas ya que no pueden acceder a estos aparatos, normalmente en el mercado una prótesis ocular puede costar 2.000 dólares, mientras que una de oreja, de ojos con párpados, o segmentos de cara, llega a los 10.000 dólares.

Las prótesis se pueden colocar diariamente como los anteojos o los zapatos, el paciente fácilmente aprende a manejarlas, cada una dura tres años, mientras que en los niños, debido al crecimiento cráneo facial, deben ser cambiadas en un promedio de cuatro a cinco años.

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