ENTREVISTA A MARCELO AGUILAR
Urge recuperar las capacidades técnicas para controlar la enfermedad de Chagas
En Ecuador esta patología todavía es un problema de salud pública importante
Viernes, 15 de septiembre de 2017, a las 13:09
Marcelo Aguilar, coordinador de Salud Pública de la UCE.
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Jonathan Veletanga. Quito
Marcelo Aguilar, coordinador de Salud Pública de la Universidad Central del Ecuador (UCE), ha analizado con REDACCIÓN MÉDICA la realidad de la enfermedad de Chagas en el país, y cuáles serían las
necesidades urgentes que se deben atender para combatir esta patología, que ha tenido poca atención para el desarrollo tecnológico.
“En países andinos como el Ecuador, todavía es un problema de salud pública importante. Los datos más recientes muestran que
hay alrededor de 200 mil portadores de la enfermedad de Chagas en el país”, ha dicho.
¿Qué es la enfermedad de Chagas?
Es una parasitosis que se trasmite por la picadura de los triatominos, más conocidos como chinches.
Es endémica de las Américas, sin embargo, debido a la migración, en la actualidad tenemos chagasicos que están viviendo en varias partes del mundo. En aquellas zonas donde no hay vectores, el parásito (Trypanosoma cruzi) se trasmite por la vía materno infantil, es decir, los niños de las mujeres chagasicas (infectadas) pueden nacer con el parásito.
El impacto de esta enfermedad es incluso mayor que otras enfermedades como el dengue o malaria, por lo que, requiere ser prevenida y tratada, además de tener un control epidemiológico importante.
¿En Ecuador, esta enfermedad es un problema importante de salud pública?
En
América Latina es un problema importante: tenemos entre 6 y 7 millones de personas infectadas.
En países andinos como el Ecuador,
todavía es un problema de salud pública importante. Los datos más recientes muestran que hay alrededor de 200 mil portadores de la enfermedad de Chagas en el país, de estos, el 40 o 50 por ciento va a desarrollar formas cardíacas. Entonces vamos a tener un número significativo de cardiópatas en los próximos años.
Los núcleos más importantes están en la Costa y en las zonas subtropicales de Loja. Sin embargo, quedan focos residuales en las provincias del Guayas y Manabí. Por otro lado, últimamente han aparecido nuevos focos en Esmeraldas y se ha visto que en la Amazonia se aceleró la intensidad de la trasmisión de Chagas.
¿Por qué no se evidencia este problema de salud pública en el país?
La enfermedad de Chagas es una patología silenciosa, es decir, después de la picadura del insecto pueden pasar varios años, hasta 20, para que aparezcan los primeros síntomas. En este sentido,
en el país tenemos una situación difícil porque el Servicio Nacional de Control de Enfermedades Transmitidas por Vectores Artrópodos (SNEM) fue desmontado y no existen otras estrategias.
El programa de Chagas funcionó desde el 2005 hasta el 2011. Por tanto, hoy por hoy,
se deben recuperar las capacidades técnicas y se necesita desarrollar servicios para volver a controlar las enfermedades vectoriales.
Es indispensable desarrollar nuevos servicios de control porque hoy no tenemos la capacidad suficiente. En consideración del impacto que tiene la enfermedad, hay que tratar de solucionar estos temas de promoción y prevención.
¿Cómo ve el diagnóstico y tratamiento para esta enfermedad en nuestro país?
Todas las actividades están con limitación. Hay que trabajar en las zonas endémicas realizando vigilancia epidemiológica, diagnóstico entomológico e investigación serológica para identificar las personas que hay que tratar.
Para concluir, ¿existe algún problema con los medicamentos para esta enfermedad?
La enfermedad de Chagas tiene solamente dos medicamentos para su tratamiento: el benznidazol o benzinidazol, y el nifurtimox. El problema es que estos fármacos
son muy tóxicos y tienen muchos efectos indeseables.
Desde hace más de 40 años no se han hecho más medicamentos porque
esta enfermedad no capta el interés comercial para que se desarrollen tecnológico. Sin embargo, la novedad ahora es que una formulación pediátrica de benznidazol fue aprobada por la FDA en los Estados Unidos, con lo que se van a beneficiar muchos migrantes que son chagasicos de América Latina.