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Salud Pública

EN MEDIO DE LA PANDEMIA
Vuelven las clases presenciales en Ecuador, ¿qué medidas sugieren los sanitarios para un retorno seguro?
Una médica recomienda tomar varios puntos en consideración
Lunes, 07 de junio de 2021, a las 12:07
Carola Cedillo, infectloga pediatra.

Carola Cedillo, infectóloga pediatra.


Redacción. Quito
Tras 15 meses del inicio de la pandemia en el Ecuador, este 7 de junio varias unidades educativas han retornado a clases presenciales bajo protocolos establecidos y medidas establecidas por el Ministerio de Educación. Los alumnos que se han acogido a este plan lo han hecho voluntariamente.

Pero, ¿qué medidas deben incluir los protocolos para un  retorno seguro a clases presenciales?
 
Carola Cedillo, infectóloga pediatra, en un artículo dirigido a maestras, maestros, familias, tomadores de decisiones y comunidad, ha considerado que es indiscutible la necesidad apremiante del retorno a las clases presenciales de niños, niñas y adolescentes. Durante la pandemia fueron un sector invisibilizado con graves repercusiones en su salud integral.
 
Ha explicado que en la niñez es esencial el contacto con otros niños, el juego al aire libre e intercambio con sus compañeros para adquirir habilidades sociales, emocionales y un desarrollo sano. Si tuviéramos mayor conciencia de que las experiencias durante la infancia  tienen efectos directos en la edad adulta, habríamos dedicado mayores esfuerzos hacia las niñas y niños durante estos últimos 15 meses.
 
Además, según los informes de UNICEF Ecuador, solo el 37 por ciento de los hogares tienen conexión a internet y en las zonas rurales el 16 por ciento tiene conectividad, por lo que a pesar de los grandes esfuerzos de docentes y familias, la continuidad de los estudios a través de plataformas digitales de miles de niñas niños ha sido vulnerada, con al menos 90.000 estudiantes que abandonaron el sistema educativo en 2020. Con un incremento en la vulnerabilidad de la niñez y adolescencia afectada previamente por la pobreza, el maltrato o la exclusión.
 
Con estos antecedes, es imperiosa la necesidad de retornar a las clases presenciales, pero ¿se lo debe realizar agregando un problema más a la salud infanto-juvenil?

En este sentido se ha señalado que sin un debido plan y protocolos de retorno con criterios de control de infecciones, pensados para todas las realidades sociales, se puede poner en riesgo la vida de niñas niños y sus familias, debido a que a mayores contagios en la población, se incrementa el número de casos severos en niños y adolescentes, situación para la cual el sistema de salud pública no se encuentra preparado.
 
Por ello, para impulsar y garantizar un retorno seguro a clases, existen algunos puntos que deben ser garantizados por el Estado, involucrando a las instituciones y las familias.
 
¿Cuándo volver a clases, cuántas veces por semana serían presenciales y cuántas horas?
 
Debe ser determinado por las autoridades de salud de cada cantón, en función de la situación epidemiológica del lugar y consensuado con las instituciones y familias. En primera instancia, hasta lograr un circuito seguro pueden existir días intercalados de asistencia presencial con duraciones cortas 3-4 horas, pudiendo presentar cada escuela una propuesta alternativa justificando las medidas de bioseguridad que garanticen riesgos disminuidos.
 
A las familias que no opten al momento por un modelo semipresencial o las condiciones epidemiológicas no lo permitan, se les debe garantizar un sistema no presencial. Además, se deben volcar esfuerzos y generar condiciones que faciliten a las zonas rurales y de bajos recursos integrarse progresivamente a la presencialidad.
 
¿Qué hacer si los estudiantes usan el transporte público para ir a la escuela?
 
Lo ideal es que el traslado sea a pie, en bicicleta, o vehículo particular, sin embargo para las familias que no disponen de estas opciones, los encargados del transporte público en cada cantón deben promover el incremento de oferta de unidades en los horarios pico para lograr mayor seguridad en la movilidad del personal docente, estudiantes y acompañantes, sin que existan aglomeraciones y haya ventilación permanente del transporte. Sin estos requerimientos el transporte público se convierte en un riesgo de contagio muy elevado, debiendo desaconsejar su uso, requiriendo acordar soluciones con el gobierno nacional y gobiernos locales.
 
¿Qué hacer con las busetas o buses escolares?
 
Si fuera posible los conductores deben estar separados por un material divisorio. El servicio debería tener una ocupación máxima del 50 por ciento o con un asiento libre de por medio. Los niños deben ir sentados y permanecer todo el trayecto con la mascarilla. Los viajes se realizarían con las ventanillas abiertas para favorecer la ventilación natural.
 
¿Cómo debería ser organizada la entrada y salida de alumnos?
 
La entrada y salida debería ser en forma escalonada para evitar aglomeraciones de personas en los establecimientos. Se pueden designar espacios exteriores para que quienes acompañen a los estudiantes puedan dejarlos y retirarlos.
 
También se puede considerar la toma de temperatura con un termómetro digital en la entrada del establecimiento (si ello no representa aglomeraciones) y quienes presenten 37.5°C o más no podrían ingresar, además de la higienización de manos como hábito saludable previo al ingreso al aula.
 
Asimismo, que se considere presentar una declaración jurada firmada por las personas responsables en la que se informaría que el estudiante está en condiciones para asistir a la escuela, sin síntomas compatibles con COVID-19, o indicación previa de aislamiento por contacto estrecho establecido.
 
¿Cómo se garantizaría el distanciamiento dentro de las aulas?
 
El distanciamiento que debería haber dentro del aula es de 1.5 metros entre los alumnos y de 2 metros entre estudiantes y docente. Para ello, se debe disponer la organización de distintos grupos que asistan en días diferentes y que no podrían mezclarse con otros grupos.
 
¿Qué correspondería hacer si un alumno o docente presenta síntomas o contrae COVID-19?
 
Deben existir protocolos establecidos y difundidos por el ente rector de Salud. Si un estudiante presenta síntomas durante las horas de clase debería aislarse con mascarilla en un espacio apartado. Ante la aparición de un caso sospechoso de COVID-19, el grupo burbuja no deberá concurrir a la escuela hasta que se confirme o descarte la enfermedad. En caso de ser positivo, la duración del aislamiento del grupo varía según el protocolo establecido entre 10 y 14 días.
 
En el caso del docente, si mantuvo una distancia de 2 metros con ventilación permanente del aula y se encuentra asintomático, se puede considerar un menor tiempo de aislamiento, previa realización de un hisopado para que pueda continuar las clases con otros grupos que tenga a cargo.
 
¿Cuántos niños deberían estar dentro de las aulas?
 
Dependerá del tamaño del espacio de enseñanza, cumpliendo con los distanciamientos requeridos, deberían asistir en días diferentes y no deben mezclarse con otros grupos en las áreas comunes ni en los recreos. Si la escuela no puede cumplir con las medidas, debería presentar una propuesta alternativa para la organización de la jornada escolar.
 
¿Se pueden dictar clases en otros lugares que no sean las aulas?
 
Los establecimientos educativos pueden realizar propuestas de organización para distribuir a los alumnos dentro de la escuela. Algunos ejemplos son los coliseos, centros culturales, áreas comunes y espacios abiertos, habilitados únicamente si cumplen con las condiciones sanitarias y de infraestructura exigidas por los protocolos establecidos por el ente rector.
 
¿Qué debería ocurrir con los bares y comedores en las escuelas?
No deberían abrirse los bares escolares, y debería estar prohibida la venta de alimentos dentro de los establecimientos. Considerar recesos cortos donde cada estudiante pueda llevar su propia colación, pero no compartirla con otros, o en los lugares que tienen entrega de colación estatal puede mantenerse la entrega en forma ordenada. Mantener la distancia entre niños y elegir espacios de mayor ventilación a la hora de ingerir alimentos (en lo posible al aire libre).
 
¿Cómo se debería garantizar la ventilación de las aulas?
 
Las aulas deberían estar permanentemente ventiladas con aire proveniente del exterior, manteniendo las puertas y todas las ventanas abiertas. Si por cuestiones climáticas o de infraestructura no es posible, se puede considerar abrir cada 60 minutos para permitir el recambio de aire, sin embargo, lo realmente efectivo sería equipar las aulas con purificadores de aire de capacidad suficiente para filtrar 6 volúmenes de aire por hora. Esta es una de las medidas más importantes que disminuyen los contagios.
El uso de medidores de CO2 también ha sido considerado para vigilar la calidad del aire y asegurar que se mantenga el riesgo bajo de contagio durante las actividades dentro del aula y espacios cerrados.
 
¿Cómo debería ser el recreo?
 
Cada grupo de estudiantes debería tener asignado un turno de recreo en alguno de los ámbitos destinados para el descanso, sin entrar en contacto con otros grupos. Se debe evitar los juegos que involucren contacto físico y en lo posible evitar compartir objetos personales. Antes de regresar al aula, tanto los alumnos como los docentes deben higienizarse las manos.
 
¿Cómo deberían funcionar los baños?
 
Se debe promover que la permanencia en los baños no supere los 15 minutos, dejar trabadas las puertas principales para evitar el contacto con las manijas, siempre y cuando se asegure la privacidad del estudiante. Asegurar el acceso al agua potable, jabón, toallas de papel descartables y cestos de basura. La cantidad de alumnos que puedan estar en los sanitarios en simultáneo estaría indicada por las autoridades de cada establecimiento educativo según el espacio.
 
¿Se deberían realizar pruebas esporádicas a los docentes o a los niños?
 
Se esperaría un plan de vigilancia epidemiológica en el regreso a la presencialidad, por lo que al igual que la ventilación, los tamizajes esporádicos con test de antígenos, test de saliva u otros disponibles son pilares que disminuyen el riesgo de brotes. Debe ser evaluada una estrategia  y direccionar esfuerzos hacia ella.
 
¿Qué podrían hacer los docentes y alumnos que pertenecen a grupos de riesgo?
 
Los alumnos, los docentes y empleados deben estar exentos de asistir si se encuentran dentro de alguno de los grupos de riesgo o si conviven con personas con comorbilidades que no han sido vacunadas.
 
¿Qué podrían llevar los alumnos a la escuela?
 
Es fundamental reducir el traslado de objetos entre la casa y la escuela. Los docentes detallarán cuáles son los útiles que deberán llevar a la escuela, siendo los estrictamente necesarios.
 
¿Cómo se realizarían otras actividades recreativas?
 
En una primera etapa, se pueden considerar las clases de educación física u otras actividades recreativas en los días alternos a la presencialidad, es decir realizarlas los días que hayan clases a través de las plataformas virtuales.
 
Otras recomendaciones fundamentales
 
Enseñar a los escolares el uso correcto de la mascarilla recalcando la necesidad de su uso permanente, será necesaria la supervisión constante del docente; instituir como regla: una persona habla a la vez; evitar pedir a la clase completa leer o repetir; no cantar, subir la voz, o gritar; preferir actividades en el exterior; disminuir el tiempo de permanencia en sitios cerrados.



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